La REPAM vuelve a llevar ante la ONU y la OEA la violación de derechos en la Amazonia
El Segundo informe regional de vulneración de derechos humanos denuncia los «asesinatos indiscriminados e impunes», la «minería ilegal y abusiva» y la contaminación
Los derechos humanos siguen viéndose vulnerados en la Amazonia. Es el denuncia que la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) ha lanzado en los últimos días ante la ONU y la Organización de Estados Americanos. Una delegación de la REPAM está visitando Estados Unidos, para presentar su Segundo informe regional de vulneración de derechos humanos de la Panamazonia ante estos organismos.
El informe «denuncia la minería ilegal y abusiva, la tala indiscriminada, la contaminación de la tierra, las aguas». También el «envenenamiento de la población» y de los animales. Los pueblos indígenas, afirma, sufren «presión» para abandonar sus territorios, además de «asesinatos indiscriminados e impunes». Todo ello, en medio de «la connivencia de los gobiernos con empresas y poderes económicos».
El 2 de mayo, el cardenal Pedro Barreto, su presidente; y Rafael Cob, su vicepresidente, se reunieron con el secretario general de la OEA en Washington, D. C. El resto de la delegación estaba compuesto por Piter Hugles, Lily Calderón y Sonia Olea, de Cáritas Española, miembros todos del núcleo de Derechos Humanos de la red.
Mayor participación
En esta reunión, la REPAM contó con el respaldo de Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). En una carta a Almagro, Cabrejos subrayaba que «es necesario que se conozcan estas afectaciones a los derechos fundamentales y que las autoridades tomen las acciones necesarias para garantizar la plena vigencia de los mismos».
Almagro reconoció la importancia de la investigación, y se comprometió a trasladarla al Consejo Permanente de la organización y a elaborar una declaración conjunta con propuestas para el cambio. Durante el encuentro, también se planteó la posibilidad de buscar un diálogo directo y una mayor participación de los pueblos en la toma de decisiones sobre asuntos que les afectan.
El día siguiente, 3 de mayo, estuvo dedicado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Se incidió especialmente en la difícil situación de persecución que vive el pueblo yanomami. Los pueblos amazónicos consideran a esta entidad una aliada. En 2017, se firmó un convenio de colaboración, que se renovó el año pasado.
Por ello, la REPAM le reclamó que se pongan en marcha herramientas dentro del Sistema Regional de Derechos Humanos, para defender los territorios indígenas desde la «propia cultura». Son necesarias también «políticas públicas y la inclusión a los proyectos de desarrollo con una consulta previa, libre e informada», que respete el derecho de los pueblos a su autodeterminación.
Incumplimiento de Colombia
La delegación quiso dedicar una tarde a encontrarse específicamente con el embajador de Colombia ante la OEA. El objetivo era resaltar la inacción del Gobierno colombiano ante las dificultades que están pasando las comunidades por el impacto de la minería ilegal y de algunos negocios extractivos legales, aprobados mediante concesiones.
La REPAM reclamó a las autoridades colombianas que impulsen la ratificación del Acuerdo de Escazú, sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales. Se trata de algo prioritario, en un país donde el número de asesinatos a defensores ambientales y de derechos humanos va en incremento. Asimismo, pidió la implementación de acuerdos de paz, con enfoque territorial, en los territorios de Caquetá, Putumayo, Macarena, Guaviare.
La voz del Papa
La semana anterior, los representantes de la REPAM participaron en la sesión anual del Foro Permanente de los Pueblos Indígenas, de la ONU. Durante la misma, mantuvieron «reuniones con distintos niveles y personas que trabajan en favor de los derechos de los pueblos indígenas y de los más vulnerables de la tierra», relata Cob, también vicario apostólico en Puyo (Ecuador).
Durante estos encuentros, varias personas les «pidieron que el Papa pudiera enviar un documento al encuentro, a favor de la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas», prosigue Cob. Por ejemplo, mantuvieron un «encuentro muy familiar y emotivo» con el relator general de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos, Francisco Cali, al que regalaron una vidriera con el logo de la REPAM y del Sínodo sobre la Amazonia en reconocimiento a su labor. Los recibió también la asesora especial de la ONU para la Prevención del Genocidio, Alice Wairimu Nderitu, personal del Consejo de Seguridad, y el representante de la Santa Sede ante la ONU.