La primera universidad del agua del mundo «es un sueño social» - Alfa y Omega

La primera universidad del agua del mundo «es un sueño social»

Reconocida públicamente por el Papa Francisco, tiene tres objetivos: el derecho al agua y al saneamiento, la educación permanente y de calidad a lo largo de la vida y el trabajo decente.

Lucas Schaerer
Lingieri, líder de los trabajadores del agua en América, saluda al Papa Francisco en agosto de 2017. Foto cedida por Lucas Schaerer

La primera universidad del agua del mundo, el Instituto Universitario del Agua y el Saneamiento (IUAS), situado en el emblemático palacio de Aguas Corrientes de Buenos Aires, fue puesto en marcha este mes de enero gracias a la iniciativa de José Luis Lingieri, líder de los trabajadores del agua en Argentina y América, y de Luis Liberman, antropólogo, judío y amigo del Papa Francisco. Fue la encíclica Laudato si la que hizo mella en estos compatriotas del Papa. Ambos se despertaron emocionados el pasado domingo, un día antes de celebrar el Día Mundial del Agua. El Papa, al finalizar el rezo del ángelus, nombró ante el mundo entero su gran iniciativa: «Pienso en la universidad del agua, en mi patria; ellos trabajan para hacer comprender la importancia del agua».

«El IUAS es un sueño social», sentencia Lingieri en conversación con Alfa y Omega. «El agua es vida, es un derecho universal consagrado por Naciones Unidas y, como tal, requiere herramientas para su cuidado y protección, y necesita del valor social del conocimiento», asegura.

El líder de los sindicatos del agua en América asegura que esta universidad tiene como hoja de ruta tres objetivos de desarrollo sostenible: «El derecho al agua y al saneamiento, la educación permanente y de calidad a lo largo de la vida, y el trabajo decente». Desde este enfoque, «entendimos que nuestro horizonte es continental y así pensamos una universidad con una fuerte presencia en América», asegura el argentino. El Papa Francisco no es una inspiración colateral en esta idea, sino que, para el líder sindicalista, su magisterio «es un profundo cambio de paradigma para la Iglesia y para el mundo. Seguimos sus enseñanzas y trabajamos con sus encíclicas; son una referencia medular, no una mera cita».

Lingieri y Liberman llevan tiempo trabajando con la Iglesia en materia de agua. «En 2017 fuimos parte de la organización del coloquio sobre el derecho al agua y la centralidad de las políticas públicas en la gestión eficiente de los servicios de agua y saneamiento que tuvo lugar en Roma», asegura Lingieri. La Pontificia Academia de Ciencias «fue una hermosa casa que nos recibió junto a 100 expertos de todo el mundo, y su canciller, Marcelo Sánchez Sorondo, fue muy generoso». Además, «la presencia de Su Santidad supuso un enorme aliento para nuestra tarea. Está claro que Roma 2017 significó un fuerte apoyo para nuestra universidad».

Privatización del agua

Luis Lingieri, preocupado por la situación actual del agua –que comienza a cotizar en bolsa en Wall Street–, asegura que «convertir el agua en commodity es un riesgo enorme que trastoca el sentido que tiene como derecho». Las alertas sobre la privatización «son un tema recurrente y nuestro desafío es crear reglas del juego y definiciones políticas que aseguren el acceso pleno y universal al agua. De allí el rol central de los estados en la salvaguarda de los más vulnerables». Pero también, añade el sindicalista, «ponemos el foco en los compromisos y el estricto cumplimiento que los estados le deben a la sociedad en la atención al cambio climático».

Amigo del Papa y rector del Instituto Universitario del Agua y el Saneamiento

Luis Liberman fue uno de los expertos a los que convocó Francisco para formar parte del Sínodo Amazónico, y es a quien siempre llama cuando hay que hablar del derecho al agua.