El Papa denuncia que las mafias «aprovechan la pandemia»

El Papa denuncia que las mafias «aprovechan la pandemia para enriquecerse»

«La cruz no puede sino expresar amor, entrega sin reservas», ha afirmado Francisco, invitando a los cristianos a responder así a quienes buscan a Jesús

María Martínez López
El Papa denuncia a las mafias
Foto: Vatican.va

El Papa Francisco ha denunciado este domingo que las mafias están «aprovechando la pandemia» para «enriquecerse con la corrupción». Después del rezo del ángelus en el día en que en Italia se celebra la Jornada de la memoria y el compromiso en honor de las víctimas inocentes de las mafias, el Papa ha recordado cómo sus predecesores se refirieron a estas organizaciones criminales como parte de la «cultura de la muerte» (san Juan Pablo II) y «caminos de muerte» (Benedicto XVI). Son «estructuras de pecado» que «cambian la fe por la idolatría», ha añadido él.

En la víspera del Día Mundial del Agua, el Santo Padre también ha lamentado que «demasiados hermanos, muchos, tienen acceso a poco agua y quizás contaminada». Siendo un «maravilloso e insustituible regalo de Dios», la «hermana agua no es una mercancía» con la que comerciar. Por ello, «es necesario garantizar el agua potable y el saneamiento para todos». En este sentido, Francisco ha agradecido la labor de todos los que trabajan por ello. Ha citado, en concreto, la Universidad del Agua, una iniciativa argentina que trabaja para «hacer que la gente comprenda la importancia» de este elemento.

Testimonio de entrega

Este domingo, aunque la Plaza de San Pedro permanecía abierta, el Papa ha presidido el rezo del ángelus desde la Biblioteca vaticana debido al nuevo confinamiento en Roma. Antes de la oración mariana, el Santo Padre ha intentado hacer comprender a los cristianos «la gran responsabilidad» de «responder con el testimonio de una vida que se entrega en el servicio» a la inquietud de tantas personas que, «a menudo sin decirlo explícitamente», quisieran «ver a Jesús».

Francisco compartía esta reflexión a raíz del Evangelio del día, en el que Jesús responde al deseo de unos griegos de conocerles anunciando que «si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda infecundo». Estas palabras «no parecen responder» a la petición original, sino que en realidad «van más allá». Es como si dijera: «Si queréis conocerme, si queréis comprenderme, mirad el grano de trigo que muere en la tierra; es decir, mirad la cruz».

«En la prueba y la soledad brota la vida»

Convertida en el «emblema por excelencia de los cristianos», el signo de la cruz suele ser lo primero con lo que se encuentra «quien también hoy quiere ver a Jesús»: en las iglesias, en las casas o colgando en el pecho. «Lo importante es que el signo sea coherente con el Evangelio: la cruz no puede sino expresar amor, servicio, entrega sin reservas».

Se trata, ha concluido el Pontífice, de «sembrar semillas de amor no con palabras que se lleva el viento, sino con ejemplos concretos, sencillos y valientes, no con condenas teóricas, sino con gestos de amor». Cuando eso ocurre «el Señor, con su gracia, nos hace fructificar, incluso cuando el terreno es árido por incomprensiones, dificultades o persecuciones, o pretensiones de legalismos o moralismos clericales». Precisamente «en el momento de prueba y soledad» es «cuando brota la vida».