La pandemia lleva a Cáritas a 500.000 nuevas personas
La entidad eclesial constata el «empeoramiento de las condiciones de vida de la población» y la poca eficacia del Ingreso Mínimo Vital, que solo ha llegado a un 3,6 % de las personas que atiende
Los datos que muestran los efectos de la pandemia en la situación social y económica de nuestro país siguen cayendo como losas. Estos días, los balances se agolpan en los medios de comunicación con motivo del aniversario del Estado de alarma. También Cáritas Española lo ha hecho para comprobar «un empeoramiento de las condiciones de vida de la población», tal y como ha reconocido su secretaria general, Natalia Peiro, en la presentación del informe Cáritas, doce meses después.
En el último año, la entidad eclesial ha visto cómo las demandas de ayuda han crecido un 57 %, con periodos y territorios donde estas llegaron a triplicarse. Así, la crisis desatada por la pandemia ha provocado que 500.000 personas –el 33 % de todas las atendidas– hayan tenido que acudir a Cáritas por primera vez o después de mucho tiempo sin necesitarlo. Son una de cada cuatro si solo tenemos en cuenta las personas que nunca habían llamado a sus puertas.
Según Peiro, esta crisis sanitaria se ha materializado «en un incremento de la brecha social, con las consecuencias que ello conlleva en el desarrollo de las personas y de las comunidades en condiciones de mayor desventaja». En este sentido, ha recordado que esta situación «no está afectando a todos por igual».
Por eso, gran parte de las acciones se han dirigido a las familias a las que ha sobrevenido la vulnerabilidad. También a paliar la situación de personas mayores en soledad –han pasado de acompañar a 7.000 a hacerlo con casi 11.000– de aquellas que no tienen hogar, para las que se han creado 13 nuevos centros y más de 1.400 nuevas plazas.
millones de euros ha recaudado con su campaña Cáritas ante el coronavirus
Como nota positiva, Peiro reconoce «una explosión de solidaridad» con la campaña Cáritas ante el coronavirus y con el ingreso en sus filas de 6.000 nuevos voluntarios. Durante este tiempo, personas (67.094) y empresas e instituciones (3.572) han entregado a Cáritas en 65 millones de euros. Fondos que se han destinado en su mayoría a ayudas directas a las familias para cubrir necesidades como la alimentación, la higiene, los gastos de la vivienda o suministros (más de 41 millones de euros). Además, se ha invertido casi un millón de euros en material sanitario y de protección para las familias y para la propia institución; otro millón para contratar a personal de refuerzo y 3,3 millones para responder a las necesidades especiales de las familias con niños, por ejemplo, para paliar la brecha digital.
A toda esta labor hay que añadir la cooperación con los países empobrecidos, a los que ha destinado 2,5 millones de euros para 65 proyectos.
Impacto limitado del IMV
Junto a la rendición de cuentas de este año de pandemia, Cáritas Española ha presentado otro informe –Un año acumulando crisis– sobre la realidad de las familias que acompaña a fecha de enero de 2021. Según ha explicado Raúl Flores, coordinador del Equipo de Estudios, este trabajo muestra que el número de hogares sin ningún ingreso ha crecido en 75.000 hasta llegar a los 258.000; que el 53 % de las personas que atiende la entidad está en situación de desempleo; o que el 55 % sufre pobreza severa, que tiene un impacto especial en hogares con menores, de origen inmigrante o monoparentales.
Además, el 16 % de las familias atendidas han tenido que cambiar de vivienda por la nueva situación económica y social, mientras que cerca de la mitad de hogares tiene dificultades para hacer frente a los gastos de alquiler o hipoteca (44 %) o suministros (47 %).
También recoge el limitado impacto del Ingreso Mínimo Vital (IMV), pues solo el 3,6 % de las familias que apoya lo está cobrando en la actualidad. Constata, asimismo, la importante tasa de denegaciones (12,8 %) o la pérdida de las rentas autonómicas por cuatro de cada diez familias. «Los sistemas de garantías de ingresos no están siendo ni eficaces ni complementarios», denuncia Raúl Flores.
Finalmente, muestra las consecuencias sobre la salud del contexto social y personal. El 30 % de los hogares sienten que ha empeorado su salud física, un porcentaje que crece hasta el 50 % si se pregunta sobre salud psicoemocional. Del mismo modo, comprueba el «agotamiento de las relaciones sociales y de la ayuda que estas pueden prestar».