La «nueva misión» del Papa - Alfa y Omega

El Papa Francisco cumple este jueves 84 años, en medio de una pandemia que nadie podía imaginar. En realidad, él mismo no pensaba llegar a esta edad ni, todavía menos, al octavo año de pontificado. En agosto de 2014, durante el vuelo de regreso a Roma desde Corea del Sur, Francisco nos confesó a los periodistas una corazonada: «Yo sé que esto durará poco tiempo. Dos o tres años, y después… ¡a la casa del Padre!». En varias de aquellas primeras conferencias de prensa, el Papa nos dejó claro que la renuncia de Benedicto XVI abría esa posibilidad a todos sus sucesores, y que él también renunciaría cuando notase la falta de fuerzas. La reforma organizativa de la Curia vaticana está ya puesta en práctica en los diversos organismos, y la constitución apostólica Praedicate Evangelium podrá ver la luz en 2021.

La erradicación del abuso de menores y de su encubrimiento también ha llevado más tiempo de lo previsto. Con la publicación del vademécum para las diócesis en julio, la tarea normativa está concluida.

Pero quizá Francisco no llegue a tener jubilación ni reposo del guerrero, pues las secuelas del coronavirus exigirán serio discernimiento espiritual durante largo tiempo. Estamos ante «un cambio de era». Según su principal biógrafo, Austen Ivereigh, la pandemia «le ha asignado una nueva misión, y puede repetirse el escenario de 2012», cuando preparaba su jubilación como arzobispo de Buenos Aires.

El autor de El gran reformador y de Pastor herido ha trabajado durante varios meses con el Papa en la preparación del libro Soñemos juntos, recién publicado. Constituye, junto con la encíclica Fratelli tutti, la medicina de Francisco frente a la pandemia y sus patologías asociadas: crisis económica y medioambiental, crispación en las redes sociales y el discurso público, populismos nefastos en la política, etc.

En ambos textos, Francisco se expresa con gran libertad, sin miedo a los poderosos. Pero, según Ivereigh, «ahora se nota más impaciencia, más urgencia. Hay más energía. Hay más prisa». A sus 84 años, la crisis ha provocado un «rejuvenecimiento».