La Macarena vuelve a su basílica y logra que se aplaquen los ánimos de los devotos
La talla fue sometida a un diagnóstico en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. «Todas las pruebas realizadas se han desarrollado tal y como estaban previstas», ha explicado la hermandad en un comunicado en el que también habla de «tranquilidad y confianza»
Los ánimos se van aplacando en Sevilla. La Esperanza Macarena ya está de vuelta en su camarín de la basílica homónima después de su traslado Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) y al Centro Nacional de Aceleradores (CNA), donde ha estado apenas 24 horas. Allí se le ha realizado un diagnóstico y se ha determinado un conjunto de pruebas científico-técnicas que habría que realizar a la talla tras la fallida intervención a la que se le sometió en semanas anteriores.
«Todas las pruebas realizadas a la sagrada imagen se han desarrollado tal y como estaban previstas. Agradecemos a todas las personas que forman parte del amplio equipo del IAPH su profesionalidad y rigor, así como la delicadeza, respeto y cariño que han demostrado a lo largo de esta intensa jornada», ha explicado la hermandad en un comunicado.
Después de los controles, la hermandad habla en su escrito de «tranquilidad y confianza», que han querido trasladar a todos los hermanos y devotos de la imagen. En el proceso también ha estado presente el restaurador Pedro Manzano, al que la hermandad ha agradecido «su apoyo y cercanía», y un equipo de profesionales del CNA. «Que el Señor y la Virgen les premien su esfuerzo y generosidad», concluye el comunicado.
El ambiente se ha normalizado, después de la polémica de las últimas semanas, tal y como pidió recientemente el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, quien a través de la red social X subrayó que «María Santísima de la Esperanza Macarena nos quiere unidos, como hermanos, como hijos suyos, mirando al futuro, caminando en la verdad y el bien». Un mensaje que el prelado encabezó con una cita de Alexander Pope: «Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios».