La liberación de 162 víctimas enmarca el Día Mundial contra la Trata
Eran obligadas a prostituirse «incluso en cubículos donde cabe una cama y ya», explica un agente, que habla de la falta de recursos como abono para esta práctica
El Día Mundial contra la Trata se celebró este año el 30 de julio con sabor agridulce. «Se trata de una realidad que entre 2020 y 2023 afectó a 200.000 personas», según los últimos datos disponibles, «que no deja de crecer» y que, «además, se sabe que es una cifra muy alejada de la realidad», explica Eloísa Molina, portavoz del Comité de Emergencia Español y directora de comunicación de la ONG World Vision. «Lo que ocurre es que el gran porcentaje de las personas que están afectadas por trata no constan en ningún registro; muchas ni siquiera tienen certificado de nacimiento». Nadie tiene constancia de ellas. Por ello, cuando desaparecen, nadie las reclama y sus historias no engrosan ninguna lista de víctimas.
Ante esta situación, «la clave es la prevención»; un ámbito en el que se han querido centrar desde el Comité de Emergencia Español. Pero para intervenir antes de que se cometa el delito, Molina considera que hay que tener en cuenta las circunstancias que favorecen esta lacra. En primer lugar, denuncia que siempre existe una desigualdad antes de la trata». Por ello, en World Vision trabajan con comunidades vulnerables para «ayudar a las familias a generar ingresos sostenibles» y que así las mafias no se puedan aprovechar de la situación de falta de recursos para captar a sus víctimas, subraya.
Otro problema que crea un caldo de cultivo es el «debilitamiento de los sistemas de protección durante las emergencias», como guerras o desastres naturales. Lo que ocurre en estos casos es que los cuerpos de seguridad del Estado tienen que priorizar otras cuestiones, como la defensa nacional, y no tienen la misma capacidad operativa que antes para defender a los ciudadanos de amenazas como la trata. Una labor que tratan de suplir entidades como World Vision, ofreciendo a la población en general y a la infancia en particular espacios seguros —supervisados por sus miembros— que les alejen de la amenaza de esta lacra.
La buena noticia en torno al Día contra la Trata es la liberación de 162 mujeres que eran víctimas de una organización criminal que, presuntamente, las explotaba sexualmente en inmuebles convertidos en prostíbulos. Una operación con final feliz que fue desarrollada la semana pasada por agentes de la Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera. «En su mayoría eran mujeres de Latinoamérica sin tarjeta de residencia», detalla a Alfa y Omega uno de los investigadores policiales que ha participado en la liberación.
La organización criminal se aprovechaba de su situación de vulnerabilidad. «Ante la falta de recursos y de un trabajo legal, sumado a la necesidad de enviar dinero a sus países, les ofrecen un supuesto trabajo y acaban sometidas a la prostitución». Una actividad, según el agente, que acaban «ejerciendo incluso en cubículos donde cabe un cama y ya».
Tras la liberación, el protocolo establece «que se las informe de sus derechos», de «la posibilidad de colaborar» con la Policía y se las ponga en contacto con distintas ONG» para que puedan atenderlas. De hecho, «nuestro trabajo sería imposible sin estas entidades», asegura el policía, que cita a «las religiosas oblatas y a las adoratrices. Tienen mucha presencia en la atención a estas mujeres».