La Iglesia en Canarias denuncia que las políticas migratorias causan «sufrimiento y muerte» - Alfa y Omega

La Iglesia en Canarias denuncia que las políticas migratorias causan «sufrimiento y muerte»

Más de 1.000 personas han perdido la vida o desaparecido en la ruta atlántica hacia España en lo que llevamos de año

Fran Otero
Migrantes rescatados en Lanzarote. Foto: Europa Press.

La Pastoral de Migraciones y Cáritas de las diócesis de Canarias y Tenerife, a las que se han unido Justicia y Paz Tenerife y CONFER Tenerife, denuncian las continuas muertes y desapariciones de migrantes en el océano en su ruta migratoria hacia España.

«Denunciamos unas políticas migratorias que atentan contra los derechos de las personas, causando sufrimiento y, en ocasiones, la muerte», señalan en un comunicado publicado este martes, pocas horas después de tener conocimiento del último naufragio, en el que desaparecieron 34 personas.

Según afirman, la realidad de un mar que es un tesoro y riqueza entra en contradicción con «los acontecimientos dolorosos que venimos experimentando en Canarias desde hace mucho tiempo y que se ha hecho dolor más fuerte para todos nosotros y muerte cercana de nuevo durante estos últimos días».

«Y, sobre todo, para las personas desaparecidas o cuyos cadáveres se han encontrado en el mar en esta ruta migratoria, que es de las más peligrosas del planeta. También para los que se han quedado en su país de origen, esperando el fruto del trabajo de sus familiares migrados con la esperanza de no morir de hambre y vivir más dignamente», agregan.

Según la ONG Caminando Fronteras, durante el primer semestre del año fallecieron un total de 978 personas en su intento de llegar a nuestro país, de las que 800 se produjeron en la ruta canaria, la más mortífera del mundo. A fecha de septiembre, el Gobierno canario estima que el número se sitúa en torno a 1.000. Según CEAR, una de cada 35 personas que migra por esta vía fallece en el intento.

Asimismo, estas organizaciones de la Iglesia en Canarias critican «las causas del mal aprovechamiento de los recursos existentes y el reparto injusto de los mismos» y recuerdan, como recoge la propia Biblia, que «los migrantes no son invasores y destructores, sino trabajadores bien dispuestos, que reconstruyen las murallas de una nueva ciudad abierta a todos los pueblos».

Finalmente, muestran su disposición a cooperar allí donde están y en otros campos posibles «en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y de paz».