Casi 1.000 migrantes fallecen al intentar entrar en España en la primera mitad de 2022 - Alfa y Omega

Casi 1.000 migrantes fallecen al intentar entrar en España en la primera mitad de 2022

Caminando Fronteras publica su Monitoreo Derecho a la Vida, donde cifra en 40 los muertos en la valla de Melilla el 24 de junio

Fran Otero
En lo que llevamos de año se han producido 44 naufragios en la frontera sur. Foto: Borja Suárez / Reuters.

Casi 1.000 migrantes —978, para ser más exactos— fallecieron durante los primeros seis meses del 2022 al intentar entrar en España por la frontera sur, tal y como recoge el colectivo Caminando Fronteras, que lidera la activista Helena Maleno, en su Monitoreo Derecho a la Vida: Primer Semestre 2022.

«No son números aislados, son un conjunto de muertes que comparten los mismos responsable, personas que perdieron la vida por efecto de políticas aplicadas a determinadas personas en movimiento», denuncia la organización. Así, señala que entre los fallecidos se cuentan 118 mujeres y 41 niños. Todos los meses de esta primera mitad del 2022 cuentan fallecidos, siendo Enero (306) y junio (290) los más mortíferos.

La mayoría de las víctimas perecieron en la ruta canaria (800), aunque también hubo muertes en el Estrecho (dos), en el mar de Alborán (35) y en la ruta desde Argelia (101). De todos ellos, el 87,83 % desaparecieron en el mar y sus cuerpos no han sido recuperados.

800

migrantes fallecieron en la ruta canaria, la vía más mortífera para acceder a nuestro país. La ruta de Argelia se cobró 101 vidas.

En total desaparecieron 18 embarcaciones y se produjeron 44 naufragios que, según Caminando Fronteras, se produjeron, entre otros motivos, porque no se activaron los medios de búsqueda o rescate o no se pusieron en marcha con celeridad, por falta de coordinación entre España y Marruecos, por no tener medios adecuados para recorrer largas distancias, por omisión de socorro de barcos de pesca…

La valla de Melilla

Además, el estudio recoge los migrantes fallecidos en la valla de Melilla el pasado 24 de junio, que cifra en 40. E incluye un relato de lo sucedido, en el que denuncia la violencia ejercida contra los migrantes: uso de gases, armas de fuego, negación de auxilio y asistencia, desplazamiento forzoso de personas heridas, devoluciones desde Melilla de personas heridas…

Además, prolonga la situación crítica más allá del 24 de junio, pues refiere «una crisis humanitaria». Desde la organización se ha estado trabajando en la atención sanitaria, en la entrega de alimentos, ropa y productos de higiene, en la elaboración de listas de desaparecidos y en la obtención de testimonios.

Lo que han encontrado es que el 80 % de las personas atendidas sufrieron heridas d e diversa gravedad y cuadros físicos y mentales asociados a situaciones de estrés postraumático. Además, han constatado la persecución a la comunidad sudanesa y la presencia de menores entre los supervivientes.

«Las fuerzas auxiliares [de Marruecos] me golpearon con la porra, me llamaban sucio negro. He visto los cuerpos de los muertos. Mi amigo ha pasado cuatro días en coma. Recibió una bala en la cabeza. Los militares nos han matado, lo he visto con mis propios ojos. Estoy vivo, Dios ha querido que viva, pero he perdido a cinco de mis amigos. Los vi morir con mis propios ojos», narra en el informe uno de los supervivientes.

Otro cuenta que se ha despertado una especie de odio entre la población local hacia los sudaneses, pues personas que los tenían alojados en sus casas los están echando. «En la frontera con Argelia el flujo de personas deportadas es importante», explica.

Desde países en guerra

La procedencia del total de muertos y desaparecidos habla de los procesos migratorios y de la necesidad de encontrar un lugar mejor para vivir. Procedían de 23 países, entre ellos, Bangladés, Burkina Faso, Chad, Siria, Sri Lanka, Sudán, Sudán del Sur, Yemen, Malí… En muchos de ellos hay conflictos bélicos mientras que en otros no hay una perspectiva de futuro por el empobrecimiento por cuestiones como el cambio climático la falta de trabajo. También había personas perseguidas por su orientación sexual y por su activismo en favor de los derechos humanos.

«Perder la vida en el camino se ha normalizado en los discursos del control migratorio y este hecho permite el aumento de las víctimas y la implementación de instrumentos de represión cada vez más mortíferos», denuncian desde Caminando Fronteras.

El Defensor del Pueblo visita Melilla

El defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, visitó este martes la ciudad de Melilla para informarse personalmente de los trágicos sucesos del pasado 24 de junio en la frontera con Marruecos y en los que fallecieron decenas de migrantes.

Mientras espera la respuesta de los ministerios de Interior y de Migraciones tras la queja presentada por nueve entidades, Gabilondo amplió la información sobre este hecho en entrevistas con las autoridades de las ciudad, con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, con las entidades sociales, entre ellas las de Iglesia, que trabajan en la zona y con los propios migrantes que lograron entrar en nuestro país.