La Iglesia en Madrid confirma la vocación sacerdotal de doce nuevos seminaristas - Alfa y Omega

La Iglesia en Madrid confirma la vocación sacerdotal de doce nuevos seminaristas

El rito de admisión a órdenes sagradas volvió a celebrarse sin limitaciones en la capilla del seminario

Begoña Aragoneses

«Dios lleve a buen fin lo que Él mismo ha comenzado en vosotros». Con estas palabras, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, concluía el interrogatorio a los doce jóvenes seminaristas que el pasado lunes, 2 de mayo, fueron admitidos a órdenes sagradas durante una Eucaristía en la capilla del Seminario Conciliar de Madrid. Un rito que, en palabras del rector, José Antonio Álvarez, «más que expresivo en las formas, es muy significativo en el proceso». Es el primer momento, después de unos años de formación en el seminario, en el que hay «un reconocimiento por parte de la Iglesia, a través del obispo, de que hay vocación al ministerio sacerdotal», y a su vez, «los seminaristas se comprometen públicamente a continuar y completar su formación sacerdotal».

Este año, el «públicamente» ha sido más real que nunca tras dos años de pandemia. Ya sin limitaciones, la capilla del seminario acogió a cerca de 40 sacerdotes concelebrantes en la Eucaristía, más familiares y amigos de los seminaristas. También a los miembros de sus parroquias o comunidades de fe en los que ellos han caminado en su vida cristiana. En el rito de admisión, «los seminaristas, esto es lo bonito también, reciben la ayuda, por medio de la oración y el afecto, de toda la comunidad cristiana». Por este «este año ha sido también muy significativo el poder hacer la celebración públicamente».

En ese interrogatorio, el obispo pregunta a los seminaristas si quieren completar su preparación para ser sacerdotes y si «queréis formar vuestro espíritu de manera que seáis capaces de servir fielmente a Cristo el Señor y a su cuerpo, que es la Iglesia». Previo a este momento el cardenal Osoro les recordó en la homilía que han sido «elegidos para la misión de llevar a todos los hombres al Señor, que es la mayor ayuda que podemos prestar al mundo de hoy», en el que hay «gran sed y necesidad de Dios». Los animó también en su proceso ya que, aunque la llamada es un misterio y siempre «es un sobrecogimiento», les dijo, «nos lleva a descubrir la grandeza de Dios, que cuenta con nuestra humanidad frágil y limitada, pero necesaria porque así lo ha querido Él».

Dios es fiel

Antonio Gil es uno de los doce que recibió la admisión. Fue una nueva confirmación en su vida de que «Dios es fiel». El Señor, explica, lo llamó porque quiso «y me sigue llamando con la misma fidelidad». Este joven de 30 años, que cuando vio clara su vocación al sacerdocio se «veía incapaz», se ha ido dando cuenta de que no es tanto «que yo no pueda», sino «decirle que sí» y «Él ya lo va haciendo todo». «Me va dando la fuerza, la alegría, y esto te quita muchísimo peso de encima».

Una alegría que el seminarista, de 4º curso, experimentó de manera muy vívida el pasado lunes, acompañado además por su familia, sus amigos y parte de los sacerdotes que han estado a su lado en estos años de discernimiento. «Lo más bonito de este día es que no solo tú lo ves, sino que la Iglesia te da el sí; ella es la que te admite, y ya no es que tú te lo estás imaginando, sino que hay otro que te dice que es verdad».

Junto a la alegría y la «mucha ilusión», también cierto nervio porque «es un paso muy grande» en el sentido de que «es un compromiso oficial: ahora ya te comprometes a cuidar de por vida al Señor, el don que me ha dado y a consagrarme al servicio de Dios, de la Iglesia y del mundo».

«No tengáis miedo»

Con Antonio estaba también Carlos Tamames, de 27 años, y muy emocionado por haber vivido este día con sus compañeros de curso, porque «somos hermanos y vamos a estar siempre juntos». De la celebración, el joven destaca dos momentos. El primero, la procesión de entrada, mirando al Crucificado que preside el retablo de la capilla, «sobrecogido por lo que va a ser el sacerdocio, un camino directo al calvario». Y el segundo, la bendición final, en la que «la Iglesia reza por primera vez por ti como futuro sacerdote».

Al joven también le hizo especial ilusión haber estado acompañado de su familia, incluidos algunos hermanos no creyentes, y ver cómo este paso es también importante para ellos. «Empiezan a darse cuenta de qué va esto, te van colocando de otro modo», y reconoce que le gusta que vislumbren su futuro como «padre». De la homilía se quedó con el «no tengáis miedo», que el arzobispo de Madrid enfatizó, sobre todo no tener miedo de «presentarnos en la sociedad como sacerdotes, porque la gente tiene sed de Dios». «Sé sacerdote y ya verás cómo sale todo», les propuso el purpurado.

Ordenaciones

La familia del Seminario Conciliar de Madrid vivirá en las próximas semanas dos grandes celebraciones, ambas en la catedral de Santa María la Real de la Almudena: el sábado 21 de mayo, a las 18:00 horas, las ordenaciones presbiterales, y el sábado 18 de junio, a las 12:00 horas, las ordenaciones diaconales.