La Iglesia asume el apoyo humano y legal de los migrantes que entraron en Melilla el 26 de junio
Geum Dodou o el Servicio Jesuita a Migrantes se están volcando con los jóvenes, en su mayoría sudaneses. «No entiendo cómo siguen en pie», afirma la religiosa Marisa Amaro
Marisa Amaro, religiosa de las Apostólicas del Corazón de Jesús, congregación que forma parte de la Asociación Geum Dodou, ya ha podido estar con algunos de los 133 migrantes que entraron en Melilla aquel fatídico 26 de junio en el que murieron decenas de personas en el otro lado de la frontera. Tras escucharlos, con las historias en la memoria de los cientos que han pasado este año por la asociación y han contado su testimonio —de violencia, abusos, violaciones…—, le sorprende que no se hayan derrumbado. «No entiendo cómo siguen en pie», dice a este semanario.
«Están mal. Poco a poco se han ido enterando de lo que sucedió. Ahora tienen que pasar el duelo y nosotras estaremos ahí para ser bálsamo», abunda la religiosa, que añade que entre los sudaneses hay también cristianos, pues les han pedido Biblias en inglés. Además, han confesado que están preocupados por sus amigos que siguen en Marruecos, por los que están detenidos y por los muertos sin identificar. «Nos piden ayuda», añade.
Amaro estuvo en la concentración del pasado viernes en la ciudad autónoma —se replicó en muchas otras ciudades españolas— para acompañarlos. También lo hizo Eduardo Resa, vicario episcopal de la diócesis de Málaga en Melilla. Desde allí, el sacerdote se fue a la parroquia del Sagrado Corazón para celebrar la Eucaristía y pedir a Dios por los migrantes fallecidos, por los heridos y por que mejore la situación. La homilía, cuenta, fue una invitación «a poner en práctica las obras de misericordia y a ejercitar la caridad y la acogida».
Resa estuvo cerca de la tragedia desde el primer momento. Se encontraba en el hospital ofreciendo atención espiritual cuando le informaron de que se había producido un salto masivo con violencia y que llegaba gente muy herida. Se acercó a la zona de urgencias y durante el poco tiempo que pudo estar allí se encontró con migrantes y guardia civiles heridos. Le llamó la atención que un guardia le pidiera al médico que atendiese primero a un migrante que estaba a su lado. Por otra parte, desde el SJM han asumido la representación legal de 20 de los 133 jóvenes y ya están preparando las entrevistas de la solicitud de asilo.