La crisis del ébola diez años después
La orden de San Juan de Dios ha presentado un documental que muestra la resurrección del sistema sanitario en África occidental tras la epidemia que se llevó a 11.000 personas
Quienes vivieron la explosión del ébola en África occidental hace una década, en 2014, describen lo ocurrido como una tragedia con mayúsculas. Uno de los que se encontraban en la región era el fotoperiodista Pablo Tosco, ganador del World Press Photo 2021, que en aquel momento trabajaba allí junto a Oxfam Intermón. «Fue dramático. Se juntó la ignorancia de la gente, que no entendía lo que estaba pasando, con el desborde del sistema sanitario», rememora en conversación con este semanario. ¿El resultado? Se produjeron 27.000 contagios. En total, murieron más de 11.000 personas. Lo que ocurrió es que la ya de por sí frágil red sanitaria local se vio colapsada ante la avalancha de contagiados con una enfermedad que entonces era muy poco conocida. «En los primeros compases de la epidemia fallecieron muchísimos médicos, lo que tuvo un impacto tremendo en la respuesta que podían dar los hospitales a la ciudadanía», asegura Tosco. De hecho, con el ébola campando a sus anchas y ante el fallecimiento de una buena parte de los profesionales de la salud, los centros hospitalarios se vieron obligados a cerrar. «Necesitaban reestructurarse y elaborar un plan para determinar cómo iban a intervenir», explica el fotoperiodista, que la semana pasada presentó en Madrid el documental Ébola. La vida después. El filme, impulsado por la orden de San Juan de Dios, muestra el trabajo de la congregación religiosa —que cuenta con dos hospitales en Liberia y Sierra Leona, cuatro clínicas y una escuela de enfermería— para resucitar una red sanitaria que quedó en coma tras la epidemia. Para Tosco, la pieza también es un homenaje a todos los que entregaron la vida sirviendo a los demás. De hecho, un total de 18 miembros y colaboradores de la orden que trabajaban en hospitales de Liberia y Sierra Leona murieron a causa del ébola durante el primer año, entre ellos los dos misioneros españoles Miguel Pajares y Manuel García Viejo.
27.000 contagiados en tres países, principalmente Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia. De todos ellos, murieron cerca de 11.000 personas, aunque 16.000 consiguieron sobrevivir.
70 % de tasa de mortalidad. Por eso no es una enfermedad que se expanda, al matar a su portador.
Pablo Tosco. Fotoperiodista
Ganó el World Press Photo en 2021, en la categoría de Asuntos Contemporáneos, por una foto sobre el hambre durante la guerra de Yemen.
«Lo primero que hubo que hacer fue desinfectar los hospitales». A partir de ahí, «se crearon unas áreas de internamiento especiales» a donde se llevaría a los contagiados. «Y luego tuvimos que ganarnos la confianza de la gente. Percibían a los centros como fuentes de contagio y no se atrevían a entrar», resume Gonzalo Sales, director de la ONGD Juan Ciudad. Para ello, tanto en el Hospital San José de Monrovia (Liberia) como en el Hospital San Juan de Dios de Lunsar (Sierra Leona) tuvieron que salir al exterior a por los pacientes. «Nos enfocamos en lo que hoy la Organización Mundial de la Salud califica como la medida de actividad sanitaria más eficiente que existe, que es la salud comunitaria», subraya Sales. El proyecto se desarrolla en las comunidades situadas en un radio de 30 kilómetros alrededor del hospital. Allí se realiza un triaje in situ. Se trata de una intervención de carácter preventivo, aunque los casos más graves se derivan directamente al hospital. «En los diagnósticos buscamos —además de entonces el ébola— principalmente tuberculosis, VIH y malaria, que son enfermedades prevalentes en África y las que causan más mortalidad». Al detectarlas antes, aumentan las posibilidades de intervención y de supervivencia.
Junto a esta labor, la orden hospitalaria y la ONG Juan Ciudad se preocupan por las madres gestantes y por los más pequeños. «Allí donde vamos no suelen ponerle nombre a los recién nacidos porque la tasa de mortalidad es enorme», confiesa el responsable de la entidad. En New Kru Town, uno de los barrios marginales más grandes de Monrovia, se atiende anualmente a cerca de 1.900 personas, de las cuales el 80 % son niños menores de 5 años.