La COP30 se celebrará en una Amazonia al borde del colapso - Alfa y Omega

La COP30 se celebrará en una Amazonia al borde del colapso

La ciudad brasileña de Belém albergará una COP30 centrada en la Amazonia, una región boscosa donde se ha talado una extensión equivalente a Francia y Alemania

Rodrigo Moreno Quicios
Indígenas kayapo bloquean una importante carretera cerealera brasileña durante una protesta en Novo Brasil. Foto: OSV News/Lucas Landau, Reuters

La COP30 llegará a la Amazonia cuando el pulmón verde del planeta presenta ya síntomas alarmantes y se encuentra a las puertas del punto de no retorno. «Esto es ya una realidad en el sur de la cuenca amazónica», es decir, en la frontera entre Bolivia y Brasil, explica a la prensa vaticana Jhan-Carlo Espinoza, miembro del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD). Allí en 2023 y 2024 se registraron las mayores sequías de las últimas décadas al tiempo que el norte sufría inundaciones sin precedentes.

La ciudad brasileña de Belém será encargada de albergar esta conferencia por el clima del 10 al 21 de noviembre. Como cabría esperar, en esta ocasión estará especialmente centrada en esta región selvática que se extiende por nueve países y en la que viven 34 millones de personas.

Un 20 % deforestado

De acuerdo con los científicos consultados por Vatican News, se puede hablar propiamente de punto de no retorno cuando una zona ya se ha deforestado al 40 %. En la Amazonia, la superficie talada supone el 20 % de su extensión. En términos relativos podría parecer poco, pero Espinoza recuerda que «equivale al tamaño combinado de Francia y Alemania». Y existe otro 17 % adicional gravemente degradado por la intervención humana. Como consecuencia, el ecosistema ya no absorbe el dióxido de carbono ni se autorregula como antes.

Protesta climática en Belém en julio de este año.
Protesta climática en Belém en julio de este año. Foto: OSV / Wagner Santana, Reuters.

En condiciones óptimas, «la mitad de las precipitaciones que caen sobre la Amazonia son devueltas a la atmósfera por los árboles mediante el proceso de evapotranspiración», explica Jhan-Carlo Espinoza, lo que nutría los ríos de Sudamérica. Pero ahora, con esa menor redistribución, el acceso al agua en Perú y Bolivia es más complicado y los glaciares andinos se encuentran en grave peligro. El siguiente escalón en este deterioro, después de la seguridad hídrica, sería la alimentaria.

Francisco ya soñaba con la Amazonia

Este deterioro ni es nuevo ni sorprende a nadie. En 2020, el Papa Francisco ya aseguraba en su exhortación apostólica Querida Amazonia que «sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la adorna, la vida desbordante que llena sus ríos y bosques».

Una indígena en el Sínodo de la Amazonia de 2019.
Una indígena en el Sínodo de la Amazonia de 2019. Foto: CNS / Paul Haring.

Para evitar el colapso, el Science Panel for the Amazon del que Espinoza forma parte propone alcanzar la «deforestación cero», frenar los proyectos de presas que interrumpen los flujos de los ríos y proteger a los pueblos indígenas. El investigador señala asimismo una verdad incómoda: que la causa de esta tala indiscriminada no está en los propios países amazónicos sino que «responde a un mercado global, en particular al de la soja y el oro».