La cantera cofrade de Mérida cumple 75 años - Alfa y Omega

La cantera cofrade de Mérida cumple 75 años

El juego de unos niños, que se divertían en 1943 haciendo una procesión, se hizo realidad cuando nació la Cofradía Infantil. «Los propios niños formaron la primera Junta de Gobierno»

José Calderero de Aldecoa
La Cofradía Infantil hace su estación de penitencia el Domingo de Ramos y el Lunes Santo. Foto: Marco Sánchez Nova.

La Real Hermandad y Cofradía Infantil de Mérida nació, como no podía ser de otra forma, como un juego de niños. Corría 1943 cuando un grupo de chiquillos de los alrededores del barrio de Cantarranas estaban jugando a hacer procesiones. «Imitaban lo que veían hacer a los adultos por la calle», explica Agustín Delgado, hermano mayor de la cofradía.

Pero año tras año el juego se repetía, y entonces decidieron hacerlo realidad. «Fueron a hablar con la Hermandad del Calvario para que los ayudaran a montar su propia cofradía». Lo consiguieron el 11 de diciembre de 1947, hace ahora 75 años. «Los propios niños, de 15 y 16 años, formaron la primera Junta de Gobierno y aprobaron una norma interna que decía que, cuando a alguno le llamasen para hacer el servicio militar obligatorio (la mili), tenía que dejar la cofradía. La idea era que estuviese únicamente formada por niños y jóvenes». Con el paso del tiempo aceptaron a los adultos, aunque todavía hoy una buena parte de los 713 miembros siguen siendo menores. Como David Rivera Sánchez, que tiene 12 años y va al colegio Atenea. «Me gusta mucho la Cofradía Infantil. Tenemos una miniprocesión y hacemos muchos amigos», confiesa.

La primera procesión tuvo lugar en 1948 y fueron los propios niños los que salieron con las imágenes. «Como estábamos vinculados a la Hermandad del Calvario –lo estuvimos hasta 1966–, la salida se produjo por las calles de Mérida, delante de esta hermandad», subraya Delgado. Los menores salieron a la calle con una imagen del Cristo de Medinaceli, de 60 centímetros de altura, que les había regalado la empresaria y vecina Batilde Martín; una talla que representaba la oración de Jesús en el huerto, también de 60 centímetros y que lograron comprar con el dinero que pusieron los fundadores, sus familias y algunos amigos, y una escultura de la Virgen de las Angustias prestada por las religiosas del convento del Carmen.

La escuela cofrade comenzó hace nueve años con siete niños, y hoy asisten cerca de 25. Foto: Real Hermandad y Cofradía Infantil.

En la actualidad, el Domingo de Ramos y el Lunes Santo la Cofradía Infantil procesiona con una Virgen a tamaño natural y otras dos imágenes de Cristo, una de ellas una imitación del Jesús de Medinaceli de Madrid. «La misma familia que nos había entregado la imagen de 60 centímetros, que tenía una confitería muy famosa en la ciudad, fue la que nos regaló el Cristo de Medinaceli actual». Batilde Martín le hizo una promesa a la imagen de la capital. Si a su hijo, que debía hacer el servicio militar, no le tocaban Ceuta y Melilla, ella pagaría una reproducción de la talla a tamaño natural y se la regalaría a la cofradía de los niños. «A su hijo le tocó precisamente Madrid, y la mujer cumplió su promesa, lo que hizo que mucha gente de Mérida, a partir de entonces, tuviera mucho cariño a este Cristo», explica el hermano mayor.

Más allá de la Semana Santa, la Cofradía Infantil también tiene actividades en otros momentos del año. Todos los viernes de Cuaresma, por ejemplo, organizan una escuela cofrade. «Hacemos diferentes talleres y juegos para explicar a los niños cómo se fundó la cofradía, qué otras hermandades hay en Mérida, algunas palabras del vocabulario cofrade, y muchas cosas más», cuenta Delgado. «Y tenemos un paso pequeñito con el que ensayan. De hecho, el Sábado de Pasión (el día antes del Domingo de Ramos), ellos hacen una miniprocesión con una imagen pequeña alrededor de la parroquia recordando esos inicios que tuvo la cofradía».

Otra de las actividades destacadas, dedicada a la parte más caritativa, es la Pastorada. «Ofrecemos un plato de migas a cambio de un kilo de alimentos que entregamos a la Cáritas de la parroquia. Es un día de convivencia y ponemos un castillo para los niños, los pequeños van vestidos de pastores…». Tienen también una segunda Pastorada «en la que intercambiamos un plato de potaje a cambio de productos infantiles. Todo lo que conseguimos se lo damos a la Asociación Pro Vida. Además, colaboramos con esta asociación y con Cáritas como voluntarios», concluye Agustín Delgado.