La Iglesia se une al grito de los agricultores: «El campo se está muriendo» - Alfa y Omega

La Iglesia se une al grito de los agricultores: «El campo se está muriendo»

La archidiócesis de Mérida y Badajoz reclama precios justos, una reducción de intermediarios y una política agraria adecuada

Fran Otero
Los agricultores extremeños salen de nuevo a la calle este 2 de diciembre. Foto: Isabel Permuy.

El equipo de pastoral rural misionera de la archidiócesis de Mérida-Badajoz se ha unido a través de un comunicado a los agricultores que se manifiestan este jueves en Mérida para protestar por la subida de los costes de producción, por los precios bajos de los productos, los excesivos requisitos medioambientales o por el recorte de las ayudas de la UE. «El campo se está muriendo», señala, refiriéndose al grito de estos trabajadores.

«Desde nuestro equipo pastoral queremos hacernos eco del clamor de nuestros pueblos, menguantes y privados, cada vez más, de servicios y oportunidades. Creemos que es preciso escuchar la voz de aquellos que nos hablan de que ser agricultor o ganadero es una profesión de riesgo, asfixiada por la burocracia, marcada por una falta de estímulos y emprendimiento, en el contexto de la crisis climática», señalan.

La archidiócesis extremeña trae a colación el documento Iglesia, Servidora de los Pobres, de la Conferencia Episcopal Española (CEE). donde se afirma que «los labradores y ganaderos han visto incrementados los gastos de producción sin que hayan podido repercutirlos en el precio de sus productos».

Con todo, recuerda que las protestas de los agricultores son «una llamada de atención que se alza muy razonadamente» y reclama «una escucha atenta y unas respuestas ágiles, urgentes, efectivas y proporcionadas».

«El futuro del sector primario es el futuro de Extremadura, y ese futuro pasa, sin duda, por un resurgir del mundo rural y de sus productores, unos precios justos, una reducción de intermediarios y una política agraria adecuada, sostenible y circular».

Finalmente, el equipo de pastoral rural espera que prime «la cultura del diálogo» en la búsqueda de soluciones que permitan «un desarrollo armónico y en paz».