La ayuda constante y sostenible de la Iglesia española a Ucrania
Congregaciones e instituciones religiosas hacen balance de la ayuda prestada con motivo de la guerra, tanto en Ucrania como en España
Centenares de miles de ucranianos han recibido la ayuda de instituciones religiosas españolas a lo largo de este último año. Desde el primer momento congregaciones, ONG y asociaciones de perfil religioso se volcaron para mandar ayuda y rescatar a refugiados, en un goteo constante y sostenible que se ha ido adaptando a las diferentes necesidades surgidas en este año de guerra en Ucrania.
Así, por ejemplo, el trabajo en red de Cáritas en todo el territorio nacional ha permitido durante este año atender a las personas tanto en origen, en tránsito como en su destino final. Hasta diciembre del año pasado, las Cáritas diocesanas habían atendido a 5.378 personas, mientras que otras 10.274 recibieron ayuda de manera indirecta. La mayoría del apoyo tuvo que ver con alimentación y ropa. En total, se realizaron 13.549 acciones para facilitar el acceso a estas necesidades básicas, ya sea a través de entrega directa o de tarjetas monedero.
Junto a ello, se hicieron 891 gestiones para facilitar el acceso a un alojamiento a través del pago del alquiler de la vivienda, acogida en una residencia de la parroquia o acceso a casas de acogida. El tercer campo de acción fue el del empleo, con 2.824 actuaciones relacionadas con la orientación, formación para el empleo, el diseño de un plan de inserción laboral o talleres de formación prelaboral. Todo ello ha supuesto para las Cáritas diocesanas un desembolso de más 800.000 euros.
La respuesta de las congregaciones
Por su parte, las ONG Entreculturas y Alboan, junto al Servicio Jesuita a Refugiados, lanzaron la iniciativa The One Proposal, una respuesta coordinada ante la crisis ucraniana. A través de 82.111 actividades de asistencia a corto y medio plazo, estos organismos vinculados a la Compañía de Jesús han podido acompañar a 56.042 personas.
The One Proposal es un programa de respuesta sostenible concebido para ayudar a lo largo de tres años a 73.168 ucranianos que se han convertido en desplazados internos o refugiados. Al principio, la acogida es el primer objetivo, ofreciendo refugio y ayuda de emergencia a corto plazo. La protección es el segundo paso, para lo que se ofrecen servicios de apoyo psicológico, salud, educación o alojamiento. Por último, el resto de esfuerzos se dedica a proporcionar sostenimiento a largo plazo a través de empleo, concienciación e integración.
Junto a los jesuitas, los salesianos enviaron más de 20 convoyes humanitarios y pusieron en marcha 100 proyectos de emergencia, además de medio millón de euros de ayuda directa a la población afectada. Con la llegada del invierno, los hijos de Don Bosco lanzaron la iniciativa Winterization para hacer frente a las bajas temperaturas. Ha ofrecido educación, pero también han colaborado en la construcción de refugios y apoyo para los suministros de agua, luz y gas, así como soporte psicológico a estudiantes, profesorado y familias.
Aviones y hoteles
En los primeros meses de la guerra, los voluntarios de la Fundación Madrina rescataron in situ a más de 926 personas y 274 familias. Para ello, enviaron dentro de las fronteras ucranianas 20 autobuses, cuatro aviones y otras cuatro furgonetas. Todos los refugiados fueron alojados en hoteles en un primer momento y luego acogidos en más de 1.800 familias y 300 pueblos Madrina por toda la geografía española.
Igualmente, la asociación mandó cerca de 30 toneladas de material humanitario a Ucrania, especialmente de ropa térmica y de abrigo, medicinas, material quirúrgico, alimentación e higiene infantil y varios generadores de electricidad para grandes hospitales.
Otra de las organizaciones muy activas en este primer año de guerra ha sido Mensajeros de la Paz, que hace un año instaló en la ciudad de Chernivtsí una gran carpa-comedor para los desplazados, proporcionando manutención y un lugar donde dormir a 1.700 desplazados. La ayuda se completó en otras zonas del territorio con entrega de alimentos y centros de acogida, el envío de 30 camiones con material humanitario y la gestión de varios hoteles en Europa para acoger a 5.000 desplazados.