La archidiócesis de Madrid estima que las colectas bajarán un 40 % este año por la pandemia - Alfa y Omega

La archidiócesis de Madrid estima que las colectas bajarán un 40 % este año por la pandemia

El ecónomo diocesano recuerda que la supresión del culto público durante el confinamiento y la reducción de aforos en los templos han provocado una importante disminución de los ingresos

Begoña Aragoneses
José Luis Bravo, ecónomo de la archidiócesis de Madrid

La supresión del culto público durante el confinamiento domiciliario de marzo, abril y parte de mayo, y la reducción de aforos en los templos desde entonces han provocado una importante disminución de los ingresos en las cuentas de las parroquias. Ya lo advirtió el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en una carta hecha pública con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, que se celebra este domingo, 8 de noviembre, y así lo ha recordado el ecónomo de la diócesis, José Luis Bravo, en una entrevista en el Informativo Diocesano de TRECE.

«La mayor parte de las parroquias se sostienen a través de las colectas», y a causa de la pandemia «prevemos que van a bajar en torno al 40 %, que es una cifra bastante importante». Ante la evidencia se ha intentado «ser creativos, buscar otras fuentes de financiación», que han venido fundamentalmente a través de las nuevas tecnologías: Bizum, la web donoamiiglesia.es, y una plataforma en desarrollo que alojará campañas de crowdfunding para proyectos específicos.

Pero por encima de todo, desde la diócesis se anima a los fieles a formalizar una suscripción periódica a la parroquia: «La gente no tiene reparo en suscribirse a una plataforma de televisión, incluso a varias, y sin embargo tiene reparos en suscribirse con una cuota mínima a su parroquia». Así, apelando a la coherencia, el ecónomo anima a que se aporte «cada uno lo que pueda», con cuotas mensuales, trimestrales o anuales, «con poquito o con mucho».

La suscripción nace de un sentido de pertenencia, algo que la Iglesia recordará el próximo domingo porque, como dice Bravo, «la fe tiene que vivirse en comunidad», que no se limita a la parroquia, sino a la diócesis –y a su vez, a la Iglesia universal–. A esto responde el fondo común diocesano, un mecanismo de solidaridad entre las parroquias para ayudar a aquellas que cuentan con menos recursos. Se trata de un fondo al que aportan todas las parroquias en función de sus posibilidades, y del que pueden disponer aquellas más necesitadas.

A tenor de los datos de 2019, cuando la diócesis ingresó 95,2 millones de euros frente a los 86 del año anterior, los madrileños son, tal y como reconoce Bravo, generosos y ahora es más necesario que nunca «que seamos los creyentes, los fieles, los que sostengamos a la Iglesia». Porque la Iglesia «no solo son los sacerdotes o los religiosos, también los laicos».