Josep-Lluís Serrano es ordenado obispo coadjutor de la diócesis de Urgel
«Trabajaremos unidos al lado de los pobres y pecadores, porque esto es lo que complace al Señor, colaborando para hacer una sociedad más justa y más fraterna», ha señalado el obispo Joan-Enric Vives
Con la catedral basílica de Santa María a rebosar, este sábado ha tenido lugar la ordenación episcopal de Josep-Lluís Serrano como obispo coadjutor de la diócesis de Urgel después de que el pasado 12 de julio recibiera el nombramiento por el Papa Francisco. La Eucaristía ha estado presidida por el sustituto para los asuntos generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Edgar Peña, y se ha podido seguir en directo a través de TRECE. La celebración ha contado con la presencia del arzobispo de Urgel, Joan-Enric Vives, y del obispo de Tortosa, Sergi Gordo, junto a otros 40 obispos y abades; entre ellos, el nuncio apostólico Bernardito Auza, y el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.
En la homilía, Peña ha recalcado la festividad de san Mateo, que ha calificado como una «coincidencia providencial». Ha puesto la vida del evangelista como ejemplo para los presentes, dirigiéndose especialmente a Josep-Lluís Serrano. «Cada obispo es para su pueblo ante todo un evangelizador», ha afirmado Peña. También ha pedido la oración «por el pueblo y la Iglesia de Nicaragua, martirizada en este momento».
El obispo de la diócesis, Joan-Enric Vives, ha dado gracias en su saludo por el «constante sí repetido» de Serrano «que te ha traído hasta nosotros, a quien acogemos como hermano y como padre en la fe compartida». Asimismo, ha recordado a todas las personas que han seguido la ceremonia, pero especialmente a las contemplativas que sostienen con su oración continua y profunda. Ha dirigido además unas palabras al nuevo obispo coadjutor en clave de futuro: «Trabajaremos unidos acompañando al pueblo de Dios al lado de los pobres y los pecadores, porque esto es lo que complace al Señor, colaborando para hacer una sociedad más justa y más fraterna».
Josep-Lluís Serrano inició su ministerio sacerdotal en la diócesis de Tortosa como párroco, labor que compaginó con la docencia en un colegio público, en el seminario mayor diocesano y en el instituto de teología San Agustín de Tortosa. Tras finalizar los estudios diplomáticos, fue secretario en las nunciaturas apostólicas en Mozambique, Nicaragua y Brasil. De ahí que, durante su discurso, Vives haya afirmado que Serrano «será un buen obispo pastor con olor a tierra» y con experiencia en el servicio a los demás.