En Huevos con amor todo queda en casa, y no me refiero solo a la historia que Carmela (Paloma Paso Jardiel) nos cuenta, sino a la familia del gran Jardiel Poncela cuya nieta protagoniza este monólogo escrito por Ramón Paso, biznieto del dramaturgo y estrenado en la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez. La genialidad de este texto reside en contarnos la trágica vida de una mujer, rodeada de fatalidad, en una clave de humor inteligente y muy castizo.
Paloma Paso Jardiel no necesita más que un par de sillas, una mesita y una cuna para llenar un escenario. Incluso yo apostaría a que no necesita del más mínimo atrezzo para desbordarse de arte. Salir a escena y conseguir llenar la sala de risas en los primeros cinco minutos es tener muchas, pero que muchas tablas.
Carmela es una mujer mayor, en plena madurez (para ser políticamente correctos), cuya vida no ha sido nada fácil. La conocemos en un momento existencial en el que el suicidio se le presenta como la salida más loable para acabar mejor sus días. Esto no le asusta para nada porque es algo cotidiano en su familia. Y no me refiero la pregunta existencial, sino al suicidio. Todos los que la rodean se suicidan por rutina, aunque se suicidan mal (muy a pesar de Carmela).
El humor ácido con el que Carmela nos cuenta su historia nos desgrana una vida sin oportunidades, sin arraigo, sin belleza; una vida en la que uno entiende la coherencia de la pregunta existencial. Carmela no ha sido querida y la única forma de entender el amor que le dejó su madre era más un amor resignado que un amor gratuito. «Todo hay que hacerlo con mucho amor» le decía, por eso la pequeña Carmela se comía los huevos con amor. Realmente detrás de esta afirmación se esconde un voluntarismo barato que ha dejado a nuestra protagonista auténticos problemas alimenticios. Ella es una mujer entregada, generosa y sencilla, pero sin oportunidades.
Ramón Paso nos ofrece un monólogo inteligente en el que la profundidad y gravedad de los temas que aborda se expresan con superficialidad y ligereza. Aquí está la carcajada asegurada. El personaje de Carmela está muy bien definido, todas sus peripecias encajan en su micromundo barriobajero y también se corresponden con la dinámica real de la existencia humana. Parece que todo está perdido para Carmela, pero Ramón Paso rescata esta vida amarga y dura a través de lo bello que la existencia encierra; curiosamente en lo más sencillo y cotidiano uno puede encontrarse con algo que le devuelva la esperanza para seguir hacia delante. ¿Será suficiente para que Carmela no se suicide?
★★★☆☆
Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Plaza de Colón, 4
Colón, Serrano
Hasta el 14 de febrero