Huelva nombra hijo adoptivo al obispo emérito José Vilaplana

El obispo emérito de Huelva, José Vilaplana, que nació en Benimarfull (Alicante), ha sido nombrado hijo adoptivo de la ciudad. «Ha demostrado cercanía y conocimiento de una diócesis que se ha esforzado por recorrer, llegando hasta el último rincón, para valorar la raíz y la esencia de la religiosidad popular onubense, trabajando para acercarla al Evangelio de una forma más profunda», ha subrayado el alcalde, Gabriel Cruz.

Fue el propio Cruz, que pertenece al PSOE, quien telefoneó personalmente a Vilaplana este lunes para comunicarle la noticia. «Me quedé muy gratamente sorprendido y muy agradecido. Creo que lo que da un nombramiento de este tipo es que te hace sentir más vinculado todavía a la diócesis a la que has servido y a la que quieres tanto», ha señalado el nuevo hijo adoptivo en una entrevista con la Oficina de Prensa de la diócesis.

Vilaplana, en concreto, dirigió la diócesis onubense entre 2006 y 2020. Ahora de padre y pastor ha pasado a ser hijo adoptivo. «La verdad es que es un cambio de papeles muy bonito», ha reconocido el obispo emérito, quien ha recordado al respecto una bonita vivencia familiar. «Cuando mi padre ya era muy mayor, en un momento determinado tomé conciencia de que yo hacía el papel de padre y él de hijo, porque ya de alguna manera se apoyaba en mí. Creo que este intercambio es positivo. He intentado servir a la diócesis y ahora ella, con este nombramiento, de alguna manera, dice: «seguimos cuidando de él».

En este sentido, el prelado ha pedido a los fieles que sigan «rezando por mí, poniendo delante del Señor lo que hemos hecho juntos para que Él le dé crecimiento. Sé que me apreciáis y yo también a vosotros y este título lo que hace es reforzar los vínculos de nuestra amistad y de nuestra fraternidad».

«Haciendo de sacerdote»

El obispo, por su parte, también ha asegurado su oración por todos. «Me produce una inmensa gratitud poder vivir rezando siempre por Huelva. Todos los días está muy presente en mi oración, en mi recuerdo y en mi afecto», ha subrayado.

Sin embargo, la oración no es la única tarea que tiene entre manos José Vilaplana. Mientras espera un viaje a Tierra Santa, que tendrá lugar previsiblemente en febrero, «estoy haciendo de sacerdote. Mi párroco lleva muchos pueblos y el poder ayudarle me hace sentirme muy unido a la parroquia». En ella, el emérito ve «cada día la pila donde fui bautizado y el lugar en el que he recibido los sacramentos».