Hay otras sagradas familias que huyen de la muerte - Alfa y Omega

Hay otras sagradas familias que huyen de la muerte

Mirna sabe estirar el dinero y la comida a causa de la inflación. Lo vivió en Venezuela y lo vive ahora en España. El proyecto de pisos de urgencia en Cáritas Diocesana de Toledo la ha rescatado de la calle

José Calderero de Aldecoa
Los integrantes de la casa Zaqueo, con Maryoli Moreno y Balbina Rojas, de Cáritas. Foto: José Calderero de Aldecoa.

Mirna Xiomara se presenta como manualista. No entiendo su trabajo hasta que, horas después, puedo contemplar una de sus obras, un impresionante cisne de papel elaborado con sus manos. «Hacía estas cosas allí, en Venezuela, y las vendía», recuerda. Quizá esta sea la razón por la que mueve tanto sus extremidades superiores. Pero ahora no las utiliza para enseñarme uno de sus prodigios artísticos, sino para introducir el pin en el móvil, deslizar el dedo y enseñarme una foto. En ella se ve a una mujer, que está en los huesos, junto a varios niños. Me quedo desconcertado, porque no sé de quién se trata. «Soy yo», revela. Ahora entiendo por qué se ha echado a llorar cuando, hace un instante, le he preguntado si ha pasado hambre en su país. Cuando cesan las lágrimas, vuelve a utilizar sus manos. Se señala la parte superior del meñique y acompaña el gesto de las siguientes palabras: «Hubo una época en que solo teníamos un bollito de este tamaño para comer», confiesa.

En cifras

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Sin embargo, no es la desnutrición severa que sufría la que la animó a dejar su país y venir a España, sino el cáncer. Con la enfermedad llegó un presupuesto inasumible para afrontar el tratamiento. «Costaba 9.500 dólares los 15 primeros días, pero, para que te hagas una idea, nosotros tardábamos tres o cuatro meses en reunir solo 70 dólares. Allí la sanidad se paga». Finalmente, Mirna, su hija Maira y su nieta desembarcaron en España el 29 de noviembre con una mano delante y otra detrás, al igual que la Sagrada Familia —cuya jornada se celebra este 30 de diciembre— en su llegada a Belén, donde ni siquiera había un lugar para dar a luz. Recalaron en Talavera de la Reina y una sobrina les puso en contacto con Cáritas Diocesana. La entidad los trasladó a Toledo para que Xiomara pudiera visitar el hospital de inmediato y les incluyó en su programa Alojamiento Familiar de Urgencia Madre Teresa. «Las familias llegan con toda su vida en una maleta. Salen huyendo de sus países y venden todo lo que tienen para poder comprar los billetes de avión. Vienen tocando puertas, pero muchos se las cierran y se quedan en situación de calle. Aquí los acogemos y se trabaja con ellos para que consigan una vida autónoma», resume Maryoli Moreno, técnica de Mediación Cultural, que tiene sobre su mesa el cisne de Mirna. «Los cuatro pisos de urgencia están montados, precisamente, para acoger a esas otras sagradas familias que vienen huyendo de la muerte», añade justo antes de que suene la puerta. Ante nosotros aparece una joven. Entre sus manos sostiene un jamón que entrega a Maryoli, quien no puede contener la emoción. «Te quería agradecer que siempre has estado ahí para nosotros», dice Ángela María, que llegó a España embarazada, junto a su marido y sus dos hijos, y en la actualidad han logrado salir adelante. «Ellos ya han conseguido esa vida autónoma que buscamos», apunta Moreno.

El jamón es uno de los productos estrella en Navidad, pero no ha estado presente en la mesa de Mirna y su hija. Cáritas Diocesana de Toledo es la que se encarga de todos los gastos, tanto alimenticios como de suministros, y además les entrega una pequeña cantidad de dinero para que puedan completar el tema de la comida. «Si recibimos, por ejemplo, 80 euros, lo dividimos por semanas y con ello vamos al supermercado», explica Maira, que alude a los días del hambre en Venezuela para referirse a la inflación galopante que ataca en la actualidad a la cesta de la compra en España. «Estamos acostumbradas a estirar el dinero y la comida hasta que vengan tiempos mejores».

Mirna (de azul) y Maira, en la casa en la que han sido acogidas por Cáritas en Toledo. Foto: José Calderero de Aldecoa.

El menú de Navidad en la casa Zaqueo, otra de las viviendas de urgencia Madre Teresa que alberga a seis familias de diferentes países, tampoco ha incluido el jamón. «Hemos comido hallacas venezolanas, ensalada fría, pavo de Colombia y dulces. Hemos preparado la comida durante bastante tiempo, porque hemos tenido que ir reservando algunos alimentos de los que nos da Cáritas para el día a día. Nos hemos privado de algunas cosas para poder tener en Navidad un menú un poco más especial», explica Andrés, cuya familia sufrió amenazas de muerte en Colombia. La celebración en casa Zaqueo estuvo acompañada de los villancicos que las familias ensayaron ante el belén colocado en la antigua chimenea. Y del sonido de las maracas, que los niños prepararon con botes de plástico viejos y garbanzos duros.