Gentes: José Antonio Ortega Lara, víctima de ETA (en Religión en libertad) - Alfa y Omega

Mi fe en Dios permaneció viva durante mi secuestro, y lo sigue estando ahora; no se resquebrajó a pesar de la dura experiencia vivida, sino que salió fortalecida. Confiaba y confío en Dios. La oración no es sumisión a Dios, sino que es una expresión de libertad que surge de lo más profundo de tu alma. Y acabas por entender que tus oraciones, e incluso tus sufrimientos, pueden serle de gran utilidad a otras personas.