Gentes: Jean Ziegler, exrelator de la ONU (en ABC) - Alfa y Omega

Cada cinco segundos muere de hambre un niño menor de diez años, en un mundo que vomita riqueza. Morir de hambre es doloroso, la agonía es larga y provoca sufrimientos intolerables, destruyendo lentamente el cuerpo. Pero hay alimentos para todos, sin duda. Ahora mismo, la agricultura mundial podría alimentar sin problemas a 12.000 millones de seres humanos, o sea, al doble de la población mundial actual. No existe ninguna fatalidad: un niño que muere de hambre es un niño asesinado.