Genius vitae, o el conocimiento que nace de la fragilidad y la espiritualidad - Alfa y Omega

Genius vitae, o el conocimiento que nace de la fragilidad y la espiritualidad

La Pontificia Academia para la Vida y la Universidad Católica de Milán lanzan una iniciativa para recoger testimonios que demuestran que, al acercarse a las fronteras de la existencia humana, la tradición cristiana no solo genera soluciones, sino una auténtica manera de comprender la vida

María Martínez López
Foto: geniusvitae.org

Nembro, una localidad de 12.000 habitantes cerca de Bérgamo, fue uno de los municipios italianos más golpeados por la pandemia de COVID-19. «Me entran escalofríos cada vez que pienso en los cientos de personas con las que nunca volveré a encontrarme por la calle», escribe Rodolfo Rigon, uno de sus habitantes, en su diario.

Pero en medio de tanto dolor, algo brotó. La parroquia se puso en marcha para estar al lado de la gente y ser «una Iglesia que realmente vive en el territorio y que se funde con sus experiencias reales. No porque olvide su identidad, sino porque se toma lo que pasa en serio», explica el vicario, Matteo Cella.

Desde el principio, implicaron a los jóvenes. Estos, además, «habían tenido tiempo durante la cuarentena para reflexionar sobre su identidad», recuerda Michaela, monitora de un grupo scout. «Eso abrió muchas cajas de Pandora, con experiencias previas y decisiones de cara a su futuro a las que tuvieron que enfrentarse cuando estaban solos en casa».

Más allá de lo tecnocientífico

La experiencia de Nembro con «su COVID-19» es una de las historias multimedia con las que arranca Genius vitae, un original proyecto puesto en marcha por la Pontificia Academia para la Vida y el Centro Antropología de la Religión y del Cambio Cultural (ARC) de la Universidad Católica de Milán. El objetivo de la iniciativa, que se presentó el miércoles, es «generar nuevas formas de conocimiento capaces de contrarrestar la hegemonía del reduccionismo tecnocientífico cada vez más dominante».

Como explicó monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, en el contacto con la fragilidad humana la tradición cristiana siempre ha generado «formas originales a través de las cuales avanzar hacia la vida y cuidarla»: centros de atención como hospitales, proyectos educativos, y también realidades como bancos, cooperativas o empresas sociales. En este sentido, «se puede hablar de un verdadero genio cristiano», que «ha hecho de la Iglesia una red generativa».

Entre las que recoge Genius vitae está la ONG Gandhi Charity, fundada por la eritrea residente en Italia Alganesh Fessaha después de encontrarse a cinco niños pidiendo limosna en una carretera de Sudán. En la actualidad, atiende a niños, mujeres, refugiados y víctimas de la violencia y la trata en Costa de Marfil, Benin, Etiopía, Sudán, Egipto y Nigeria. Según sus promotores, la experiencia de Gandhi Charity pone de manifiesto «la realidad de la condición humana, estrujada entre la angustia y la esperanza, el sufrimiento y la libertad, el vacío y la fecundidad. Como un nacimiento que ocurre cada vez que no se anula el dolor demasiado rápido».

Dios en la ciudad

Junto a la fragilidad, la otra gran frontera humana hacia la que esta iniciativa multimedia busca avanzar es la trascendencia. Como explicó a Vatican News el profesor Mauro Magatti, director del Centro ARC, su «hipótesis es que aquellos que permanecen y trabajan en las fronteras de la fragilidad y la espiritualidad no solo hacen cosas buenas, sino que desarrollan un verdadero conocimiento de, en y sobre la vida». Este conocimiento se construye, entre otros, sobre pilares como el reconocimiento de la alteridad de quien tengo delante, o como el contraste entre la sobreabundancia y el límite. Una sabiduría que merece ser recogida y difundida, porque «corre el riesgo de no estar disponible en el resto de la sociedad».

Magatti se refiere, por ejemplo, a la experiencia de las Fraternidades Monásticas de Jerusalén, sendos institutos religiosos, masculino y femenino, que tienen como carisma vivir la vida contemplativa en el corazón de las grandes ciudades, dedicándose a la oración y la liturgia pero también participando en la vida metropolita. Como explica su regla, no se abraza el monacato urbano «por solidaridad, apostolado o testimonio, sino en primer lugar para contemplar a Dios gratuita e incesantemente en la más bella de sus imágenes», que no es la soledad de las montañas, el desierto o un templo, sino los «rostros que son rostro de Dios y espejos del icono de Cristo».

La importancia de la trascendencia y la espiritualidad en Genius vitae se pone de manifiesto también en la manera pluriforme en el que se comparten las historias, y que integra la creatividad humana. Cada experiencia cuenta con un diario etnográfico elaborado por investigadores de la Universidad Católica de Milán, testimonios de los protagonistas en vídeo y la contribución de un artista que mira esa realidad con otros ojos: un músico de Nembro que organizó un concierto de homenaje en honor a las víctimas, un viñetista que refleja el drama de los refugiados que atiende Gandhi Charity o una fotógrafa que plasma la vida de los contemplativos urbanos de las Fraternidades Monásticas de Jerusalén.