Gänswein remata ante la tumba de Francisco su reconciliación

Gänswein remata ante la tumba de Francisco su reconciliación con el Papa argentino

El exsecretario de Benedicto XVI relata en una entrevista cómo la «distensión» comenzó a principios de 2024 y continuó con su nombramiento como nuncio en los países bálticos

María Martínez López
Gänswein y Francisco durante una audiencia en 2023.
Gänswein y Francisco durante una audiencia en 2023. Foto: CNS.

Tener la oportunidad de visitar en los últimos días la tumba del Papa Francisco y rezar por él ha «completado la reconciliación» con quien fue secretario del Papa Benedicto XVI, Georg Gänswein. En una entrevista concedida al corresponsal en Roma de EWTN, Rudolf Gehrig, el obispo alemán y actual nuncio en los países bálticos relata cómo este gesto ha sellado un proceso de acercamiento que se inició hace año y medio.

Durante la conversación, Gänswein reconoce que entre él y el Pontífice argentino hubo «ciertas dificultades, ciertas tensiones». Aunque niega que se tratara de una «ruptura». En esa clave se interpretó su suspensión como prefecto de la Casa Pontificia a principios de 2020 y que fuera enviado de vuelta a su diócesis natal de Friburgo después de la muerte de Benedicto y de algunas declaraciones públicas críticas con Francisco. «No todo fue como la prensa lo reportó».

La reconciliación, relata, comenzó en enero de 2024. Dos días después de que Gänswein predicara en la Misa por el primer aniversario del fallecimiento del Papa alemán, Francisco lo recibió en una audiencia privada. «Fue el momento del proceso de distensión». Un fruto de ello, señala, fue su nombramiento como nuncio en los países bálticos. Su primer encuentro tras este paso también fue «muy cordial». Todo ello le devolvió «la paz interior», asegura.

Atmósfera de guerra

En otro momento de la conversación, Gänswein describe el ambiente en Estonia, Letonia y Lituania en el contexto de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Vilna, la capital lituana y donde tiene su sede la Nunciatura, está a solo 600 kilómetros de Kiev.

En general, se percibe en la población una «desconfianza hacia los rusos, especialmente hacia Putin». Además de las reminiscencias de la época soviética, «hay una presencia atmosférica de la guerra». Con todo, «debemos seguir viviendo la vida con normalidad. Y como cristianos tenemos el gran don de que aquí, en la fe, tenemos una esperanza clara y también un mensaje claro».

Sobre el apoyo del Patriarcado de Moscú a la invasión, Gänswein se pregunta «¿cómo puede apoyar la guerra, que en realidad es una guerra fratricida, ortodoxos luchando contra ortodoxos?». Aun así, defiende que la respuesta es «no cortar los hilos —ya no son puentes— sino mantenerlos».