Ganadora de Madrid Live Talent: «La música es una manera muy bonita de rezar» - Alfa y Omega

Ganadora de Madrid Live Talent: «La música es una manera muy bonita de rezar»

A sus 18 años, María Díaz-Leante se ha alzado con la victoria en la primera edición del concurso de músicos católicos organizado en Madrid

Begoña Aragoneses
La joven vencedora canta en la final de Madrid Live Talent. Foto: Delegación juventud de la archidiócesis de Madrid.

Para María Díaz-Leante ya era un logro el solo hecho de concursar en el certamen musical para jóvenes católicos Madrid Live Talent. Llegar a la final, y ganarla, ha sido un triunfo, pero para ella «haber ganado es como si hubiéramos ganado todos». En estas semanas siente que ha formado «una familia nueva», con hermanos que se han ofrecido a componerle canciones. La joven de 18 años, que estudia 1º de ADE y Business Analytics y es muy deportista, destaca también las herramientas que ha adquirido para evangelizar en sus ambientes, donde muchas veces ha de nadar a contracorriente. «Hay muchas maneras de rezar y la música es una muy bonita de hacerlo».

María, que además de cantar dese pequeña toca la guitarra y el piano, se define a sí misma como «muy cabezota» y perfeccionista. Como puntos fuertes, destaca: «Sé escuchar muy bien, soy muy carismática y muy abierta de mente». También, que le gustan los idiomas, –«estoy aprendiendo chino»–, estar con sus amigas, pasarlo bien… Del concurso, además de con la gente, se queda con todo lo que han aprendido. «Un montón –dice–, a manejar mejor la voz, a saber que cantar no es solo sacar aire y punto, sino que tienes que controlar la respiración… Técnicamente hemos aprendido muchísimo». Pero además, hubo una clase magistral que «nos ayudó mucho a saber en qué momento de las Misas hay que cantar qué cosas».

Junto a esto, «te empapas del resto de gente», de lo que a cada concursante se le daba mejor… De hecho, María reconoce que si ha llegado a ganar el concurso «ha sido por ellos». No era la primera vez que participaba en algún evento musical, pero como la relación que se ha establecido entre los concursantes de Madrid Live Talent, nada.

La gran gala final de Madrid Live Talent se celebró el viernes 18 de marzo. La voz de María fluyó como un torrente por el Teatro de los Salesianos del paseo de Extremadura, con el cartel de casi lleno. Esta fan de Whitney Houston y Rihanna, interpretó el Hallelujah de Leonard Cohen, en español, que para ella «es como una oración». Era el mismo tema con el que se había presentado al certamen, y el que grabó en el estudio de David Santafé como una de las acciones del concurso. Llenó también el escenario con su presencia y su interpretación, algo en lo que les habían insistido en la fase de clases magistrales.

«Lo que más me gusta es cantar y ver a la gente emocionarse», contaba minutos antes de su actuación a Guillem Climent, presentador de Megastar y conductor de la gala. Para ello, María desplegó los «muchísimos matices» de su voz, como le había reconocido durante las clases Jaime Salmoreno, uno de los primeros integrantes de La Voz del Desierto. Él formó parte del jurado, junto a Paola Pablo, Damián Montes (33 El Musical) y Javier Llano, director de emisoras musicales de COPE.

El cardenal Osoro, durante la gala, junto al presentador, Guillem Climent, y los participantes. Foto: Delegación juventud de la archidiócesis de Madrid.

Madrid Live Talent es una iniciativa de la Delegación de Jóvenes de la diócesis de Madrid, junto a las diócesis de Alcalá y Getafe. El cardenal Carlos Osoro no se quiso perder la final: «Siempre he pensado que hay lenguajes que propician la comunicación de lo que es Dios para nosotros, y la música es uno de ellos». El festival contó también con la actuación de los otros cinco finalistas: Kénosis, Teresa Palomar, Pilar González-Aller, Pablo Sanz y Banderas de Amor. Además, hubo dos sorpresas: la actuación inicial conjunta de los 15 concursantes, y la de la cantante Soraya.

Como ganadora, María grabará un disco de tres canciones y podrá participar en la edición nacional del concurso, convocada por la Conferencia Episcopal. «Esto ha sido un chute de motivación». Ya se lo dijo el jurado, «que tenía que utilizar la voz para llevar un mensaje, y que no puedo echarlo a perder», concluye.