Futuro sacerdote: «Me gustaría morir de agotamiento en la vida pastoral; totalmente desgastado y entregado»
Carlos Tamames recibirá la ordenación sacerdotal el próximo 24 de mayo en la catedral de la Almudena de Madrid
Hablamos con Carlos Tamames (30 años) un día antes de partir con su parroquia, Santa Teresa y Santa Isabel, de peregrinación a Polonia. Diez días después de la conversación, el 24 de mayo de este 2025, recibirá el sacramento del Orden como presbítero de Madrid. Cuarto de cinco hermanos, alumno del colegio Retamar, estando en 4º de la ESO decidió tomarse en serio su vida académica y su vida de fe, así que, imitando a un amigo suyo, empezó a tener dirección espiritual con un sacerdote de la parroquia de Caná, Nicolás Álvarez de las Asturias —actual rector de la Universidad San Dámaso—.
Un día en Misa se visualizó siendo sacerdote y predicando la homilía. «Uff, no, no, no…». Fue el primer aldabonazo en su corazón. Después llegaron algunos más, pero él se resistía. «Por favor, que sea el matrimonio, déjame que tenga cinco hijos», le decía a Dios. En 3º de carrera (Ingeniería Industrial), después de un 1º de despiste espiritual, fue a la Javierada. Y ahí le surgió la pregunta «¿cómo puedo amar más a los hombres?». Habló con su sacerdote: «Yo creo que Dios quiere que sea cura, pero yo no quiero». «Sigue rezando, tú tranquilo», le respondió.
Incide el joven en la importancia del acompañamiento espiritual «Hay que ser muy libre y no tener miedo a preguntar a alguien que vaya por delante de nosotros en el camino; agradezco a mi mejor amigo que me presentara a don Nicolás, le debo mi vocación». El sacerdote —que será quien le imponga la casulla—, «nunca me inclinó la balanza a ningún lado, solo decía que perseverase en la oración; fue un ejemplo de respeto a la conciencia».
Cambio de dirección
Carlos había organizado su 4º de carrera en San Diego (California), con playa, fiesta… Pero el Señor seguía llamando y no lo pensó mucho cuando su director espiritual lo animó a cancelarlo y hacer el curso introductorio en el Seminario Conciliar de Madrid. Había también condionantes familiares que le hacían mucho menos difícil tomar la decisión. Tan solo dos semanas después el Señor tocó su corazón de manera definitiva. Recuerda incluso el banco de la parroquia de Caná donde estaba sentado, en aquella adoración al Santísimo que le cambió la vida.
Mirando la custodia «vi a Cristo muriendo en la cruz» y en ese momento «encontré la respuesta al deseo de amar más a los hombres». «Dando mi vida en la cruz encontraba sentido a ese deseo de darme por completo». «Salí sabiendo que quería ser sacerdote. Totalmente. Después de siete años negándome».
Al seminario
«El seminario —detalla el joven de estos años de formación— es la lanzadera que nos pone el Señor para crecer todo lo que podamos en santidad y lleguemos a ser sacerdotes». Los mejor de estos años son «los amigos que haces», los paseos, «las cervezas que tomas cuando uno está regular…». Lo menos bueno, «dejarte moldear». «El seminario es reconfigurarte de nuevo a Cristo, y si quieres salir teniendo la forma de Cristo, uno se tiene que dejar hacer».
Así, Carlos tuvo que saber encauzar sus energías, su creatividad, hacia «un perfil más profundo, con más gravedad». Repitió su tercer curso. «Dejarte moldear siempre cuesta», y reconoce que «el Señor hoy nos quiere muy probados y preparados».
Ahora, a pocos días de ordenarse sacerdote, comparte cuál es su modelo sacerdotal: el santo cura de Ars. «Me gustaría morir de agotamiento en la vida pastoral; totalmente desgastado y entregado». La vida sacerdotal de Carlos tendrá un marcado carácter de cruz. Ya cuando iba a ser ordenado diácono contaba cómo para él, el sacerdocio «es un camino directo al calvario». «Algo importante será descubrir el misterio de la Eucaristía, porque tal vez en la confesión es donde más patente se manifieste la gracia» mientras que en la Eucaristía parece que «no hay nada extraordinario», pero «la cruz se encuentra en la Eucaristía».
En esta última fase de formación pastoral en la parroquia, lo que le encanta a Carlos es «la escuela de monaguillos; son agotadores en Misa pero es divertidísimo». También los matrimonios, con los que «uno aprende mucho» y a su vez tiene la oportunidad de vivir «momentos de distensión, aire fresco». Y la pastoral con los mayores y esas peregrinaciones como la que está viviendo estos días en Polonia. «Yo me lo paso muy bien».
—¿Qué le dirías a un chico que se está planteado la vocación al sacerdocio?
—¿Qué es con lo que sueñas? ¿Quieres de verdad descubrir el amor? ¿Quieres ser realmente libre?
Datos de la ordenación
Carlos Tamames Grech será ordenado presbítero el sábado 24 de mayo en la catedral de la Almudena, a las 19:00 horas, junto a Antonio Gil-Delgado Ruiz de la Prada, Pablo Vidal González, Héctor Gregorio Crespo, Jesús Rodríguez Jara, Jaime López-Rioboo Zárate, Juan Orduña Méndez, Roberto Reyes Guzmán, Adrián León Soltero, Álvaro Pérez Turbidí y Juan José Rodríguez Rojas.
Su lema presbiteral es El que tenga sed, que venga a mí y beba (Jn 7, 37). Celebrará su Misa de acción de gracias el jueves 5 de junio, a las 19:00 horas, en la parroquia Santa Teresa y Santa Isabel (glorieta Pintor Sorolla, 2, Madrid).