Francisco: «Se puede cambiar de Papa y no pasa nada» - Alfa y Omega

Francisco: «Se puede cambiar de Papa y no pasa nada»

Ha respondido a las preguntas de los periodistas que lo acompañaban en su viaje a Canadá. Francisco ha hablado de una eventual renuncia, de «genocidio» contra los pueblos indígenas, de su salud o de sus próximos viajes, como el que tiene pendiente a Sudán del Sur y Congo o el anunciado a Ucrania

Redacción
El Papa respondiendo a las preguntas de los periodistas en el avión camino de Roma. Foto: Vatican Media.

Las más de siete horas de vuelo desde Iqaluit hasta Roma han ofrecido la oportunidad de poder interrogar al Papa Francisco largo y tendido sobre el viaje que acababa de cumplir y algunos de los temas que más han interesado en las últimas semanas, especialmente, la salud del Pontífice. A continuación, ofrecemos la rueda de prensa completa del Papa en el vuelo de regreso a Roma que publica Vatican News.

Genocidio contra los indígenas

Jessica Ka’nhehsíio DEER (CBC RADIO – CANADA INDÍGENA): Como descendiente de un superviviente de una escuela residencial, sé que los supervivientes y sus familias quieren ver acciones concretas que sigan a sus disculpas, incluido el rechazo de la «doctrina del descubrimiento». Teniendo en cuenta que esto sigue estando consagrado en la Constitución y en los sistemas jurídicos de Canadá y Estados Unidos, donde los pueblos indígenas siguen siendo despojados de sus tierras y privados de poder, ¿no ha sido una oportunidad perdida hacer una declaración en este sentido durante su viaje a Canadá?

Papa Francisco: Lo último, no entiendo el problema. ¿Puede explicar que cosa entiende por «doctrina del descubrimiento»?

Jessica Ka’nhehsíio DEER: Está en el hecho de que las poblaciones indígenas siguen privadas de tierras y de poder, en virtud de esas Bulas papales y de este concepto de la doctrina del descubrimiento. Cuando hablo con personas indígenas, me dicen que cuando la gente vino a colonizar América, existía esta doctrina del descubrimiento que, de alguna manera, daba fuerza a la idea de que los pueblos indígenas de los nuevos países eran inferiores a los católicos. Así es como Canadá y Estados Unidos se convirtieron en «países».

Papa Francisco: Gracias por la pregunta. Creo que este es un problema de cualquier colonialismo, de cualquier. Incluso hoy las colonizaciones ideológicas actuales tienen el mismo esquema. Quien no entra en sus esquemas, es inferior. Pero quiero ir más allá en esto. Se les consideraba no solo inferiores, algún teólogo un poco loco se preguntaba hasta si tenían alma. Cuando Juan Pablo II fue a África, al puerto donde se embarcaban los esclavos [la isla de Gorée, el puerto de no retorno], hizo una señal para que llegáramos a comprender el drama, el drama criminal. Esas personas fueron arrojadas al barco, en condiciones desastrosas, y luego fueron esclavas en América. Es cierto que hubo voces que se pronunciaron, como Bartolomé de las Casas, por ejemplo, o Pedro Claver, pero fueron la minoría. La conciencia de la igualdad humana llegó lentamente. Y digo conciencia, porque en el inconsciente todavía hay algo… Siempre, tenemos, permítanme decirlo, como una actitud colonialista de reducir su cultura a la nuestra. Es algo que nos viene del modo de vida desarrollado, el nuestro, que a veces perdemos valores que ellos tienen. Por ejemplo, los pueblos indígenas tienen un gran valor que es el de la armonía con la Creación y al menos algunos que conozco lo expresan con la expresión «el buen vivir». Eso no significa, como entendemos los occidentales, pasarlo bien o vivir «la dolce vita». No. «El buen vivir» es custodiar la armonía, y ese es para mí el gran valor de los pueblos originarios. Armonía. Estamos acostumbrados a reducir todo a lo racional, a la cabeza. En cambio, la personalidad de los pueblos originarios —hablo en general— sabe expresarse en tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos. Todos juntos. Y saben entablar este lenguaje con la Creación. Entonces, luego está este progresismo acelerado del desarrollo algo exagerado, algo neurótico, ¿no? No hablo en contra del desarrollo porque el desarrollo es bueno. Pero no es buena la ansiedad del desarrollo-desarrollo-desarrollo… Mira, una de las cosas que nuestra civilización sobredesarrollada, comercial, ha perdido es la capacidad de la poesía. Los pueblos indígenas tienen esa capacidad poética. No estoy idealizando. Entonces, esta doctrina de la colonización es cierto, es mala y es injusta. Incluso hoy en día sucede lo mismo, con guantes de seda, tal vez, pero se utiliza hoy en día. Por ejemplo, algunos obispos de algunos países me han dicho: «Pero, nuestro país, cuando pide un crédito a una organización internacional, le ponen condiciones, incluso legislativas, colonialistas. Para darles crédito, les hacen cambiar un poco su forma de vida». Volviendo a nuestra colonización de América, la de los ingleses, la de los franceses, la de los españoles, la de los portugueses, siempre ha habido ese peligro, esa mentalidad de «nosotros somos superiores y estos nativos no cuentan», y eso es grave. Por eso, hay que trabajar en lo que tú dices: volver atrás y sanar, digamos, lo que se hizo mal, sabiendo que el mismo colonialismo existe hoy. Pensemos, por ejemplo, en un caso, que es universal y me atrevo a decirlo. Pienso en el caso de los Rohinyá, en Myanmar: no tienen derecho a la ciudadanía, son de nivel inferior. Incluso hoy en día. Muchas gracias.

Brittany Hobson (THE CANADIAN PRESS): Buenas tardes, Papa Francisco. Mi nombre es Brittany Hobson, de la Canadian Press. Usted ha dicho que es necesario hablar en términos claros, honestos y directos. Sabe que la Comisión Canadiense de la Verdad y la Reconciliación calificó el sistema de escuelas residenciales de genocidio cultural, y esta expresión ha sido modificada a simplemente «genocidio». Las personas que escucharon sus palabras de disculpa esta semana lamentaron que no se utilizara el término genocidio. ¿Utilizaría este término y reconocería que miembros de la Iglesia participaron en este genocidio?

Papa Francisco: Es cierto que no utilicé la palabra porque no me vino a la mente, pero describí el genocidio y pedí perdón, perdón por esta «obra» que es genocida. Por ejemplo, he condenado esto de quitar a los niños, cambiar la cultura, cambiar las mentes, cambiar las tradiciones, cambiar una raza, digamos, toda una cultura. Sí, es una palabra técnica, «genocidio», pero no la utilicé porque no me vino a la mente. Pero describí que era cierto, sí, que era un genocidio, sí, sí. Tranquilos, puedes asegurar que yo he dicho que fue un genocidio. Gracias.

Salud del Papa y futuros viajes

María Valentina Alazraki Crastich (TELEVISA): Papa Francisco, buenas tardes. Suponemos que este viaje a Canadá ha sido también una prueba, un ensayo para su salud, por lo que ha descrito esta mañana como «limitaciones físicas». Así que queríamos saber, después de esta semana, ¿qué puede decirnos sobre sus futuros viajes? Si quiere seguir viajando así… ¿Habrá algún viaje que no pueda hacer por estas limitaciones, o después de una semana cree la operación de rodilla podría solucionar más la situación y viajar como antes?

Papa Francisco: Gracias. No sé… No creo que pueda ir al mismo ritmo que antes. Creo que a mi edad y con esta limitación, tengo que moderarme un poco para poder servir a la Iglesia o, por el contrario, pensar en la posibilidad de hacerme a un lado, con honestidad. No es ninguna catástrofe, se puede cambiar de Papa, ¡no pasa nada! Pero creo que tengo que limitarme un poco con estos esfuerzos. La operación de rodilla no se puede en mi caso. Los facultativos dicen que sí, pero está todo el problema de la anestesia. Me sometí a más de seis horas de anestesia hace diez meses y todavía queda rastro. No se bromea con la anestesia. Y por eso creo que no es lo más conveniente. Pero intentaré seguir viajando y estar cerca de la gente, porque creo que es una forma de servir, de estar cerca. Más que eso no puedo decir. Esperemos… Para México no hay nada previsto todavía, ¿eh?

María Valentina Alazraki Crastich: No, no… y ¿Kazajistán? Y si va a Kazajistán, ¿no debería ir también a Ucrania, tal vez, si va a Kazajistán?

Papa Francisco: Dije que me gustaría ir a Ucrania. Vamos a ver ahora lo que me encuentro cuando llegue a casa. Kazajstán, por el momento, me gustaría ir: es un viaje tranquilo, sin tanto movimiento, es un congreso de religiones… Por el momento, todo se mantiene. Además, tengo que ir a Sudán del Sur antes que, al Congo, porque es un viaje con el Arzobispo de Canterbury y el Obispo de la Iglesia de Escocia, los tres juntos porque hicimos en el retiro de hace dos años. Luego el Congo. Pero será el año que viene, porque estamos en temporada de lluvias… Veremos. Tengo toda la buena voluntad, pero veremos qué dice la pierna.

Carolina Pigozzi (PARIS MATCH): Esta mañana se ha reunido en el arzobispado con miembros locales de la Compañía de Jesús, su familia, como siempre hace durante sus viajes. Hace nueve años, al volver de Brasil, le pregunté si todavía se sentía jesuita. Su respuesta fue positiva. El 4 de diciembre, después de ver a los jesuitas en Grecia, dijo que cuando se inicia un proceso hay que dejar que se desarrolle, que crezca una obra, y luego hay que retirarse. Todo jesuita, —dijo—, debe hacer esto, ningún trabajo le pertenece porque es del Señor. ¿Podría esta afirmación ser válida algún día para un Papa jesuita?

Papa Francisco: Creo que sí, sí.

Carolina Pigozzi: ¿Significa eso que podría retirarse como los jesuitas?

Papa Francisco: Sí. Sí. Es una vocación.

Carolina Pigozzi: ¿Ser Papa o jesuita?

Papa Francisco: Jesuita. Que el Señor diga. El jesuita intenta -lo intenta, no siempre, pero lo intenta- hacer la voluntad del Señor. El Papa jesuita también debe hacer lo mismo. Cuando el Señor habla, si el Señor dice adelante, tú vas adelante; si el Señor dice ve a la esquina, tú vas a la esquina. Es el Señor quien…

Carolina Pigozzi: Lo que dice significa que espera la muerte en ese momento….

Papa Francisco: Pero todos esperamos la muerte…

Carolina Pigozzi: Es decir: ¿no se retirará primero?

Papa Francisco: Lo que diga el Señor. El Señor puede decir que renuncie. Es el Señor quien manda. Hay una cosa sobre San Ignacio, esto es importante. San Ignacio cuando uno estaba cansado, enfermo, le dispensaba de la oración, pero nunca le dispensaba del examen de conciencia. Dos veces al día mirar lo que ha pasado hoy en mi corazón. No pecados, sino qué espíritu me ha movido hoy. Nuestra vocación es buscar lo que ha ocurrido hoy. Si yo, —esto es una hipótesis—, veo que el Señor me dice algo, que me ha pasado algo, que tengo una inspiración, tengo que discernir para ver qué me pide el Señor. También puede ser que el Señor quiera apartarme, Él es el que manda. Este es el modo religioso de vivir de un jesuita, estar en discernimiento espiritual para tomar decisiones, elegir un camino de trabajo, de compromiso también… El discernimiento es la clave en la vocación del jesuita. Esto es importante. San Ignacio fue muy fino en esto porque fue su propia experiencia de discernimiento espiritual la que le llevó a la conversión. Y los ejercicios espirituales son realmente una escuela de discernimiento. Así que el jesuita debe ser, por vocación, un hombre de discernimiento: discernir las situaciones, discernir la propia conciencia, discernir las decisiones que hay que tomar… Por eso debe estar abierto a todo lo que el Señor le pida, esta es un poco nuestra espiritualidad.

Carolina Pigozzi: Pero, ¿se siente más Papa o más jesuita?

Papa Francisco: Oh, bueno… Nunca he medido si era más Papa o más jesuita. Me siento un servidor del Señor con hábito jesuita. No hay espiritualidad papal. No lo hay. Cada Papa desarrolla su propia espiritualidad. Piense en San Juan Pablo II con esa hermosa espiritualidad mariana que tenía. La tenía antes y la tuvo después como Papa. Piense en los muchos Papas que han desarrollado su espiritualidad.

El papado no es una espiritualidad, es un trabajo, una función, un servicio. Cada uno lo realiza con su propia espiritualidad, sus propias gracias, su propia fidelidad y también sus propios pecados. Pero no hay espiritualidad papal. Por eso, no se puede comparar entre la espiritualidad jesuita y la espiritualidad papal, porque esta última no existe. ¿Lo entiende?

Camino Sinodal Alemán

Severina Elisabeth Bartonitschek (CIC): Ayer también habló de la fraternidad de la Iglesia, una comunidad que sabe escuchar y dialogar, que promueve una buena calidad de relaciones. Pero hace unos días apareció la declaración de la Santa Sede sobre el Camino Sinodal Alemán, un texto sin firma. ¿Cree que esta forma de comunicar contribuye o es un obstáculo para el diálogo?

Papa Francisco: En primer lugar, ese comunicado lo hizo la Secretaría de Estado. Fue un error no decirlo. Creo que decía comunicado de la Secretaría de Estado, pero no estoy seguro. Fue un error no firmar como Secretaría de Estado, pero fue un error de oficio, no por mala voluntad. Y sobre el Camino Sinodal escribí una carta. Lo hice solo después de un mes de oración, reflexión y consultas. Y dije todo lo que tenía que decir sobre el Camino Sinodal, más que eso no diré. Esa carta que escribí hace dos años es el Magisterio Papal sobre el Camino Sinodal. Me salté la Curia, porque no hice consultas en la Curia, nada. Hice como un camino mío también como pastor para una Iglesia que busca un camino, como hermano, como padre y como creyente. Y este es mi mensaje. Sé que no es fácil, pero todo está en esa carta. Gracias.

Crisis de gobierno en Italia

Ignazio Ingrao (RAI – TG1): Italia está atravesando un momento difícil que también causa preocupación a nivel internacional. Está la crisis económica, la pandemia, la guerra y ahora también estamos sin gobierno. Usted es el Primado de Italia: en su telegrama al Presidente Mattarella con motivo de su cumpleaños habló de un país marcado por muchas dificultades y llamado a tomar decisiones cruciales. ¿Cómo vivió la caída de Draghi?

Papa Francisco: En primer lugar, no quiero inmiscuirme en la política interna italiana. Segundo: Nadie puede decir que el presidente Draghi no sea un hombre de gran prestigio internacional. Fue presidente del Banco (Central Europeo). Tuvo una buena carrera. Un día pregunté a uno de mis colaboradores: «dime, ¿cuántos gobiernos ha tenido Italia en este siglo?». Me dijo que 20. Esta es mi respuesta…

Ignazio Ingrao: ¿Qué llamamiento hace usted a las fuerzas políticas ante estas difíciles elecciones?

Papa Francisco: Responsabilidad. Responsabilidad cívica…

Anticonceptivos

Claire Giangrave (RELIGION NEWS SERVICE): Muchos católicos, pero también muchos teólogos, creen que es necesaria una evolución de la doctrina de la Iglesia respecto a los anticonceptivos. Al parecer, incluso su predecesor, Juan Pablo I, pensó que la prohibición total quizás debía ser reconsiderada. ¿Qué opina al respecto, es decir, está abierto a una reevaluación en este sentido? ¿O existe la posibilidad de que una pareja considere los anticonceptivos?

Papa Francisco: Se trata de algo muy puntual. Pero sabed que el dogma, la moral, está siempre en vías de desarrollo, pero en un desarrollo en el mismo sentido. Para utilizar algo que está claro, creo que lo he dicho aquí antes: para el desarrollo teológico de una cuestión moral o dogmática, hay una regla que es muy clara y esclarecedora. Esto es lo que hizo Vicente de Lerins en el siglo X más o menos. Dice que la verdadera doctrina para avanzar, para desarrollarse, no debe ser tranquila, se desarrolla ut annis consolidetur, dilatetur tempore, sublimetur aetate. Es decir, se consolida con el tiempo, se expande y se consolida y se hace más firme pero siempre progresando. Por eso, el deber de los teólogos es la investigación, la reflexión teológica, no se puede hacer teología con un «no» por delante. Luego será el Magisterio el que diga que no, si se ha ido más allá, si se debe volver atrás… pero el desarrollo teológico debe ser abierto, los teólogos están para eso. Y el Magisterio debe ayudar a comprender los límites. Sobre el tema de la anticoncepción, sé que ha salido una publicación sobre este y otros temas matrimoniales. Estos son las actas de un congreso y en un congreso hay ponencias, luego se discuten y se hacen propuestas. Hay que ser claros: los que han hecho este congreso han cumplido con su deber porque han tratado de avanzar en la doctrina en sentido eclesial, no fuera, como he dicho sobre la regla de San Vicente de Lerins. El Magisterio dirá si es bueno o no es bueno. Muchas cosas se revisan. Pensemos, por ejemplo, en las armas atómicas: hoy he declarado oficialmente que el uso y la posesión de armas atómicas es inmoral. Piensa en la pena de muerte: hoy puedo decir que ahí estamos cerca de la inmoralidad, porque la conciencia moral se ha desarrollado bien. Para ser claros: cuando se desarrolla el dogma o la moral, es algo bueno, pero en ese sentido, con las tres reglas de Vicente de Lerins. Creo que esto es muy claro: una Iglesia que no desarrolla su pensamiento en sentido eclesial es una Iglesia que va hacia atrás, y este es el problema hoy, de tantos que se llaman tradicionales. No, no, no son tradicionalistas, van hacia atrás, sin raíces: siempre se ha hecho así, en el siglo pasado se hizo así. Y este ‘andar hacia atrás’ es un pecado porque no va con la Iglesia. En cambio, la Tradición es la fe viva de los muertos. En cambio, estos que van hacia atrás, que se llaman tradicionalistas, constituyen la fe muerta de los vivos. La Tradición es precisamente la raíz, la inspiración para avanzar en la Iglesia, y siempre ésta es vertical. Y el que va hacia atrás, siempre está cerrado. Es importante entender bien el papel de la Tradición, que siempre está abierta, como las raíces del árbol, y el árbol crece… Un músico, Gustav Mahler, tenía una frase muy bonita sobre la tradición. Dijo que la Tradición en este sentido es la garantía del futuro, no es una pieza de museo. Si concibes la Tradición cerrada, esa no es la Tradición cristiana. Siempre es el jugo de las raíces el que te lleva hacia adelante, hacia adelante, hacia adelante. Por eso, por lo que dices, está bien pensar y llevar la fe y la moral hacia adelante, pero mientras vaya en la dirección de las raíces. Con estas tres reglas de Vincent de Lerins que he mencionado.

Posible renuncia

Eva Fernández (Cadena COPE): A finales de agosto tenemos un consistorio. Últimamente mucha gente le ha preguntado si ha pensado en dimitir, no se preocupe, esta vez no se lo preguntaremos, pero tenemos curiosidad: ¿ha pensado alguna vez en qué características le gustaría que tuviera su sucesor?

Papa Francisco: Esto es una obra del Espíritu Santo, ¿sabes? Nunca me atrevería a pensar… El Espíritu Santo puede hacer esto mejor que yo, mejor que todos nosotros. Porque inspira las decisiones del Papa, siempre inspira. Porque está vivo en la Iglesia, no se puede concebir la Iglesia sin el Espíritu Santo, es el que hace las diferencias, también hace el alboroto, —pensemos en la mañana de Pentecostés—, para después hacer la armonía. Es importante hablar de «armonía» en lugar de «unidad». Unidad sí, pero armonía, no como algo fijo. El Espíritu Santo te da una armonía progresiva, que continúa. Me gusta lo que dice San Basilio sobre el Espíritu Santo: Ipse armonia est, Él es la armonía. Él es armonía porque primero hace el ruido con la diferencia de carismas. Así que dejemos este trabajo al Espíritu Santo. Sobre mi dimisión, me gustaría daros las gracias por un bonito artículo que uno de vosotros escribió poniendo todas las señales que podrían llevar a una dimisión y todas las que están apareciendo. Es un buen trabajo de un periodista que luego acaba dando su opinión, pero mientras tanto, va y ve todas las señales, no solo las declaraciones, con ese lenguaje entre líneas que también da señales. Saber leer las señales o al menos hacer un esfuerzo por interpretarlas, que puede ser eso o lo otro, es un buen trabajo que te agradezco mucho.

Phoebe Natanson (ABC NEWS): Disculpe Santo Padre, sé que le han hecho muchas preguntas de este tipo, pero quería preguntarle, en este momento, con las dificultades de salud y todo eso, ¿se le ha ocurrido la idea de que podría ser el momento de retirarse? ¿Ha tenido algún problema que le haya hecho pensar en ello? ¿Ha habido algún momento difícil que le haya hecho pensar en ello?

Papa Francisco: La puerta está abierta, es una opción normal, pero hasta hoy no he llamado a esta puerta, no he dicho que voy a esta habitación, no he escuchado pensar en esta posibilidad. Pero eso no significa que pasado mañana no me ponga a pensar, ¿verdad? Pero ahora mismo, sinceramente, no lo sé. Este viaje también ha sido un poco una prueba… es cierto que no se pueden hacer viajes en este estado, quizá se deba cambiar un poco el estilo, reducir, pagar «las deudas» de los viajes que te quedan por hacer, reorganizar… Pero el Señor lo dirá. La puerta está abierta, eso es cierto. Y antes de despedirme, me gustaría hablar de algo que es muy importante para mí. El viaje a Canadá estuvo muy relacionado con la figura de Santa Ana. Dije algunas cosas sobre las mujeres, pero especialmente sobre las mujeres mayores, las madres y las abuelas. Y subrayé una cosa que está clara: la fe debe transmitirse en dialecto, y el dialecto —lo dije claramente— materno, el de las abuelas. Recibimos la fe en forma de dialecto femenino, y esto es muy importante: el papel de la mujer en la transmisión de la fe y en el desarrollo de la misma. Es la madre o la abuela la que enseña a rezar, es la madre o la abuela la que explica las primeras cosas que el niño no entiende sobre la fe. Y puedo decir que esta transmisión dialectal de la fe es femenina. Alguien puede decirme: «Pero, ¿cómo lo explicas teológicamente?». Porque diré que la que transmite la fe es la Iglesia y la Iglesia es mujer, la Iglesia es novia, la Iglesia no es masculina, la Iglesia es mujer. Y debemos entrar en este pensamiento de la Iglesia como mujer, la Iglesia como madre, que es más importante que cualquier fantasía ministerial machista o cualquier poder machista. La Iglesia madre, la maternidad de la Iglesia femenina. La figura de la Madre del Señor. En este sentido, es importante destacar la importancia en la transmisión de la fe de este dialecto materno. Lo descubrí leyendo, por ejemplo, el martirio de los Macabeos: dos o tres veces dice que su madre les dio el alma en el dialecto materno. La fe debe transmitirse en dialecto. Y ese dialecto lo hablan las mujeres. Esta es la gran alegría de la Iglesia, porque la Iglesia es mujer, la Iglesia es esposa. Quería decirlo claramente pensando en Santa Ana. Gracias, gracias por su paciencia. Gracias por escuchar, descansen y tengan un buen viaje.