Francisco Pascual: «Soy un profesor que cree en el Evangelio» - Alfa y Omega

Francisco Pascual: «Soy un profesor que cree en el Evangelio»

Reconoce que su vocación como maestro es un «milagro». El sentido del humor, la educación emocional o el fomento de la lectura son algunas de las características de sus proyectos educativos

Ester Medina
Francisco Pascual con sus alumnos en el colegio de San Roque de Alcoy
Francisco Pascual con sus alumnos en el colegio de San Roque de Alcoy. Foto: UCV

Ya su tía le decía hace años que tenía un don para los niños porque al acercarse a ellos se tranquilizaban. Hoy, y después de 23 años como docente en el colegio San Roque de Alcoy, es reconocido como el mejor maestro de primaria en 2023 por la plataforma educativa Educa y la Obra Social ABANCA en sus VII Premios.

Francisco es antiguo alumno de la Universidad Católica de Valencia y reconoce que la vocación como maestro se le despertó cuando ya estaba ejerciendo en el aula. En conversación para Alfa y Omega, cuenta que decidió estudiar magisterio de educación física «por las vacaciones», y que al poco de entrar en el aula «me di cuenta de que había elegido el mejor trabajo del mundo».

Desde entonces, lo mismo se lleva a los alumnos a visitar a niños hospitalizados, que hace partícipes de los proyectos a los presos de la cárcel de Fontcalent o visitan a personas mayores con Alzheimer. Programas educativos con un aprendizaje 100 % real que «ayudan a las personas de manera directa y multiplican la motivación en el alumnado». Y, sobre todo, que son una aplicación directa del Evangelio.

Tres de los proyectos de aprendizaje que lleva a cabo en el aula han sido galardonados con el premio nacional de la Red Española de Aprendizaje-Servicio (REDAPS). Todos ellos con puntos en común: una manera de trabajar y enseñar basada en el sentido común. Al hablar de sus proyectos en el aula, más que metodología prefiere usar el término filosofía; una manera de enseñar y de aprender que «es especial porque contesta al “para qué está la escuela”» y que se aplica a la vida real.

«No entiendo la educación sin el Aprendizaje y Servicio», afirma, «porque pone a la persona en el centro de la educación y le da el protagonismo al alumnado». No hay que esperar a que los alumnos sean adultos, podemos empezar desde el aula a mejorar el mundo y crear un compromiso social firme.

Proyectos que transforman la sociedad

En 2018 comenzó con el proyecto Caminando Juntos por el que, tras ocho visitas a niños ingresados en el Hospital de Alicante, los alumnos se cortaron el pelo para donarlo a quienes diseñan pelucas solidarias. Con ello, consiguieron recaudar más de 60.000 € para la lucha contra el cáncer infantil y la investigación oncológica.

Al año siguiente impulsó el proyecto Grilletes para el recuerdo con el objetivo de fomentar la lectura en los internos de la cárcel de Fontcalent. «Con este proyecto le dimos sentido al ideario del colegio, enseñando a reconocer la dignidad de los internos en prisiones», dice Francisco. Después, junto a ellos, estuvieron ayudando a ancianos con Alzheimer en la localidad alicantina de Cocentaina.

Más tarde, en 2022 y 2023, vio la luz SOS Mariola, un programa de educación ambiental con el que los alumnos limpiaron 122 kilómetros del Parque Natural de la sierra valenciana, recogieron aceitunas y regalaron 140 litros de aceite a Cáritas.

Por último, el curso pasado, pusieron en marcha el proyecto Dame la mano con el que ayudaron a 17 mujeres de Cáritas de Alcoy en peligro de exclusión social ayudando a sus hijos e invitándolos a sus propias casas los fines de semana.

Una educación desde el Evangelio

Preguntado por sus referentes pedagógicos, Francisco responde contundente: Paulo Freire y Félix Rodríguez de la Fuente. Este último por su especial implicación en el cuidado de la Casa Común, como diría el Papa Francisco. Y es que la educación ambiental es fundamental para este maestro, quien asegura que para él innovar es «volver a cuando la humanidad tenía una mejor relación con el planeta», y definiéndose a sí mismo como «naturalista como mi santo, san Francisco, que fue el primer naturalista de la historia de la humanidad».

Además, opina que las escuelas católicas se han desviado un poco del propósito con el que nacieron; ayudar al prójimo, porque deben tener aún más en cuenta a las personas más vulnerables. «Yo hago autocrítica y me pregunto: “¿en qué nos hemos convertido ahora las escuelas católicas?”», y recalca la importancia de no separar la educación del compromiso social. Para él, el Aprendizaje y Servicio es la aplicación directa del Evangelio, «también en alumnos y familias que tengo en clase y no son católicas».