Francisco llega a Canadá

Después de unas diez horas de vuelo, Francisco ha llegado a la ciudad canadiense de Edmonton donde ha sido recibido a pie de pista por el primer ministro, Justin Trudeau, representantes nativos y autoridades locales. El recibimiento ha comenzado con un canto tribal tradicional interpretado por un grupo aborígen. A continuación, los representantes indígenas, encabezados por los más ancianos, han saludado cariñosamente a Francisco uno por uno. Todos ellos han portado obsequios para el Papa.

A continuación, se han dirigido a una sala del aeropuerto para departir brevemente.

Francisco se ha retirado a descansar después al seminario de St. Joseph, a unos 30 kilómetros del aeropuerto. La agenda del Papa comienza realmente este lunes. A las diez de la mañana se reunirá en Maskwacis, a unos 70 kilómetros de Edmonton, con los miembros de tres comunidades nativas: los First Nations, los Métis y los Inuits. El Papa primero visitará de forma privada el cementerio parroquial de la parroquia de la Virgen de los Siete Dolores donde se detendrá unos instantes para rezar. Después, se unirá a los representantes indígenas en el Bear Park Pow-Wow Grounds. Tras el evento, el Pontífice regresará al seminario para almorzar y descansar y, por la tarde, en la iglesia del Sagrado Corazón en Edmonton mantendrá otro encuentro con otras comunidades indígenas. Desde 1991 es la iglesia parroquial de los pueblos First Nations, Métis e Inuits.

Volver al contacto con los abuelos

Durante el vuelo, como es habitual, el Papa ha dirigido un breve saludo a los profesionales de la información que lo acompañan en este segundo viaje internacional de 2022. Ha repetido que su viaje tiene el carácter de «peregrinación penitencial». También ha querido recordar especialmente a los ancianos y mayores en este domingo en el que se celebra la II Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos. Por eso, desde el avión, ha dirigido el rezo del ángelus dominical encomendando, sobre todo, a las personas mayores:  «Los abuelos y las abuelas son los que han transmitido la historia, las tradiciones, las costumbres: volver a ellos con el pensamiento de hoy es importante, un ‘leitmotiv’ en el sentido de que los jóvenes deben tener contacto con sus abuelos, volver a ellos, volver a sus raíces, no para quedarse ahí, no, sino para llevarlas adelante, como el árbol que toma fuerza de sus raíces y la lleva adelante en las flores, en los frutos».

El Santo Padre tampoco ha olvidado a los religiosos y religiosas ancianos a los que ha definido como «los abuelos de la vida consagrada»: «Por favor, no los escondáis porque son la sabiduría de una familia religiosa. Los nuevos religiosos y religiosas, los novicios y las novicias deben tener contacto con ellos porque les darán toda la experiencia de vida que los ayudará para seguir adelante».