Francisco, en el ángelus: «El cotilleo es una peste más fea que el COVID-19» - Alfa y Omega

Francisco, en el ángelus: «El cotilleo es una peste más fea que el COVID-19»

El Papa ha pedido a los cristianos hacer «un esfuerzo» para descartar este virus y ha abogado por poner en práctica la corrección fraterna

José Calderero de Aldecoa

El Papa ha arremetido este domingo durante el rezo el ángelus contra los que hablan y critican a los demás por detrás al manifestar que esta actitud «es una peste más fea que el COVID-19».

Según Francisco, el cotilleo «cierra el corazón de la comunidad y la unidad de la Iglesia» y es lo que hace precisamente el diablo, que «siempre anda diciendo las cosas malas de los demás, porque es el mentiroso que trata de desunir a la Iglesia, de alienar a sus hermanos y no de hacer comunidad».

Por ello, ha pedido a los cristianos hacer «un esfuerzo» para descartar este virus y ha abogado por poner en práctica la corrección fraterna.

Francisco es consciente de que «no es fácil» llevarla a cabo porque, entre otras razones, «existe el temor de que el hermano o la hermana reaccionen mal» o, simplemente, «a veces no hay suficiente confianza con él o ella». Sin embargo, cada vez que los fieles hacen una corrección fraterna, «sentimos que era el camino del Señor».

En este sentido, el Pontífice ha puesto en valor «la pedagogía de recuperación» que «sugiere Jesús». Consta de tres pasos: Primero «se trata de acudir al hermano con discreción, no para juzgarlo sino para ayudarlo a darse cuenta de lo que ha hecho». Si no hace caso, «vuelve a llevarte a una o dos personas, para que todo se resuelva con la palabra de dos o tres testigos», que en ningún caso «deben acusar» o «juzgar, sino ayudar». Si esto resulta insuficiente, el Papa ha invitado a que «toda la comunidad se involucre. Hay cosas que no pueden dejar indiferentes a otros hermanos: se necesita un amor mayor para recuperar al hermano». Y si esto es insuficiente, «ponemos a nuestro hermano en las manos de Dios».

Francisco ha concluido su alocución, pidiendo a la Virgen María que «nos ayude a hacer de la corrección fraterna un hábito saludable, para que en nuestras comunidades siempre podamos establecer nuevas relaciones fraternales, fundadas en el perdón mutuo y sobre todo en la fuerza invencible de la misericordia de Dios».