Francisco Cerro inaugura cerca de Belén la capilla que hermana a Beit Sahour con Guadalupe
El arzobispo de Toledo también bendijo los iconos y cuadros del templo financiado por España en el Campo de los Pastores
«Desde este lugar santo, donde los ángeles proclamaron por primera vez “paz en la tierra a los hombres que Dios ama”, mi deseo es que desde aquí siempre se eleve una oración por la paz». Era el deseo de Francisco Cerro Chaves, arzobispo de Toledo, al inaugurar el pasado sábado la capilla de Guadalupe en el santuario del Campo de los Pastores, en Beit Sahour, cerca de Belén (Palestina). «Me uno a la Iglesia peregrina en esta tierra para que en todas las obras de la Custodia franciscana siempre resuene un canto de paz y bien», subrayó en declaraciones a la web de la Custodia de Tierra Santa.
La ceremonia comenzó con la Eucaristía en la capilla de Guadalupe, con capacidad para 100 personas. La presidió el arzobispo y concelebró el custodio de Tierra Santa, Francesco Patton. Asistieron el cónsul de España en Jerusalén, Javier Gutiérrez, y 40 peregrinos españoles que con esta celebración clausuraban su recorrido por Tierra Santa. Una vez finalizada, Cerro bendijo el mural cerámico que preside la capilla, elaborado en Puente del Arzobispo y Talavera de la Reina. Muestra a la Virgen apareciéndose al pastor Gil Cordero y otros muchos pastores, y en el que aparecen reflejados los escudos episcopales del arzobispado de Toledo y de los obispos de las tres diócesis extremeñas.
«Durante mis numerosas peregrinaciones a Tierra Santa, el Campo de los Pastores siempre me evocó la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y reina de la hispanidad», explicaba Cerro a los medios de la Custodia. Esta relación se debe a que en Guadalupe, actualmente parte de la archidiócesis de Toledo, la Virgen se apareció al pastor Gil Cordero y le pidió que excavara en ese lugar. Así fue encontrada la estatua de la Virgen que hoy se venera en el monasterio. La capilla ha sido financiada por la archidiócesis de Toledo con la participación de las de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia (Extremadura). «Esta capilla es una obra conjunta que permitirá la veneración de la Madre de Guadalupe en este lugar único, acogiendo a peregrinos de todo el mundo».
Cerro también bendijo los iconos y cuadros laterales de la capilla de la Inmaculada Concepción, financiada por la Comisaría de Tierra Santa de la provincia homónima —correspondiente a España— y el sagrario español de la capilla árabe. «La mandorla central es la representación franciscana de la Inmaculada Concepción con el Niño en brazos. Alrededor tiene 20 medallones, 20 lugares que encontramos en Tierra Santa y que son un encuentro directo con María», explicaba durante la ceremonia Miguel Ángel Laguna, autor de las obras. El ciclo «comienza con san Joaquín y santa Ana y va desarrollándose hasta la Dormición y posterior Asunción». En los laterales se encuentran dos cuadros, que representan al pueblo español y a los mártires y frailes franciscanos españoles.