Francisco asegura que «nadie puede ser un mero comparsa» en el Sínodo
El Papa remarca que «todos son protagonistas» en el proceso que comienza en octubre
«Todos somos protagonistas. No es más protagonista el Papa, el cardenal vicario o el obispo auxiliar, no. Nadie puede ser considerado un mero comparsa». Con este llamamiento animó ayer el Papa Francisco a iniciar el Sínodo de los Obispos, que arrancará en octubre y prevé una duración de dos años, hasta octubre de 2023. En su audiencia a los fieles de la diócesis de Roma, en el aula Pablo VI del Vaticano, el Papa dedicó unas palabras al inminente proceso, cuyo título es Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión.
El Pontífice explicó que «la sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión», ya que «la palabra “sínodo”, de hecho, contiene todo lo que necesitamos entender: “caminar juntos”».
Francisco calificó el libro de los Hechos de los Apóstoles como «el primer y más importante manual de eclesiología», porque narra la historia de un camino que comienza en Jerusalén y que, tras un largo recorrido por Samaria, Siria, Asia Menor y Grecia, termina en Roma. Ese camino, aseguró Francisco, «cuenta la historia en la que caminan juntos la Palabra de Dios y el pueblo que dirige su atención y su fe a esa Palabra». «Todos son protagonistas, nadie puede ser considerado un mero comparsa. A veces puede ser necesario salir, cambiar de dirección, superar convicciones que nos frenan y nos impiden avanzar y caminar juntos», ha exhortado.
Sin distinciones
La primera fase del Sínodo, concerniente a las Iglesias diocesanas, durará hasta abril de 2022. El Papa resaltó la importancia de esta etapa porque implica escuchar a todos los bautizados, sin hacer distinciones ni categorías. «Hay mucha resistencia a superar la imagen de una Iglesia rígidamente dividida entre dirigentes y subordinados, entre los que enseñan y los que tienen que aprender, olvidando que a Dios le gusta intercambiar las posiciones. Caminar juntos descubre la horizontalidad y no la verticalidad como línea», advirtió el Pontífice.
Además, el Papa insistió en que ser pueblo de Dios «no es un privilegio, sino un don que alguien recibe para todos, que hemos recibido para los demás, una responsabilidad». «Sobre el concepto de ‘pueblo de Dios’ puede haber hermenéuticas rígidas y antagónicas, quedando atrapados en la idea de una exclusividad, de un privilegio, como sucedió con la interpretación del concepto de “elección”, que los profetas corrigieron, indicando cómo debe entenderse correctamente», explicó Francisco.