Francisco apuesta por el diálogo y la amistad en la relación entre la Iglesia y China - Alfa y Omega

Francisco apuesta por el diálogo y la amistad en la relación entre la Iglesia y China

Dedica la catequesis de la audiencia general a la figura de Matteo Ricci, el jesuita que evangelizó en el gigante asiático

Fran Otero
El Papa en la audiencia general
El Papa Francisco, durante la audiencia general de este miércoles en la plaza de San Pedro. Foto: AFP / Alberto Pizzoli.

El Papa Francisco ha reivindicado este miércoles, durante la audiencia general en la plaza de San Pedro, el diálogo y la amistad como vías para anunciar el Evangelio, incluso en contextos poco favorables. Así lo hizo el protagonista de su catequesis, el jesuita Matteo Ricci, que consiguió no sin dificultades entrar en la cultura y la vida china y presentar el cristianismo «en diálogo con la sabiduría confuciana y los usos y costumbres de la sociedad».

El Pontífice ha reconocido que la preparación científica de Ricci causó admiración entre los hombres cultos de China. Cabe recordar su famoso mapamundi, que revela a los chinos la realidad exterior; sus conocimientos matemáticos y astronómicos, y su relación de amistad con sus grandes amigos locales.

Sin embargo, ha continuado el Papa, esta fama no debe oscurecer «la motivación más profunda: el anuncio del Evangelio». «La credibilidad obtenida con el diálogo científico le daba autoridad para proponer la verdad de la fe y de la moral cristiana, de la que él habla de forma profunda en sus principales obras chinas. Además de la doctrina, son su testimonio de vida religiosa, de virtud y de oración, su caridad, su humildad y su total desinterés por honores y riquezas, que inducen a muchos de sus discípulos y amigos chinos a acoger la fe católica», ha añadido.

Toda esta labor permitió que se convirtiese en el primer extranjero al que el emperador concedió la sepultura en tierra china. Para Francisco, su espíritu y método misionero «constituyen un modelo vivo y actual».

Y ha concluido: «Su amor por el pueblo chino, ejercido concretamente en la amistad, cordialmente correspondida por los chinos, permanece fuente duradera de inspiración no solo para toda la relación entre la Iglesia católica y China, sino también entre la cultura occidental y la china, para que hombres y mujeres de todos los países puedan vivir como hermanos».