Fe y violencia - Alfa y Omega

Fe y violencia

Papa Benedicto XVI
Benedicto XVI

El sentido sobrenatural de la fe de los creyentes lleva hoy a reaccionar con fuerza contra la idea de que las religiones, especialmente las monoteístas, serían, intrínsecamente, portadoras de violencia, sobre todo debido a su afirmación de la existencia de un verdad universal. Por un lado, es esencial recordar que la fe en un solo Dios, creador del cielo y de la tierra, responde a las exigencias racionales de la reflexión metafísica. Por otro, hay que señalar la forma que la revelación definitiva del misterio del Dios único asume en la vida y muerte de Jesucristo, que sale al encuentro de la Cruz como «un cordero llevado al matadero». El Señor atestigua un rechazo radical de toda forma de odio y de violencia en favor de la primacía absoluta del agape. Por tanto, si en la Historia ha habido o hay formas de violencia en nombre de Dios, no deben ser atribuidas al monoteísmo, sino a causas históricas, principalmente a los errores de los hombres. Es el olvido de Dios el que lleva a una forma de relativismo, que inevitablemente genera violencia. Cuando se niega la posibilidad de todos de hacer referencia a una verdad objetiva, el diálogo se hace imposible y la violencia, declarada o subterránea, se convierte en la norma de las relaciones humanas. Sin la apertura a lo trascendente, que permite encontrar las respuestas al sentido de la vida y la forma de vivir según una moral, el hombre se vuelve incapaz de actuar de acuerdo con la justicia y de esforzarse por la paz. Si la ruptura de la relación entre las personas y Dios trae consigo un desequilibrio en la relación entre los hombres, la reconciliación con Dios, actuada en la Cruz de Cristo, es la fuente fundamental de la unidad y la fraternidad.

(7-XII-2012)