Fe inquebrantable - Alfa y Omega

Para el pueblo chin, el hogar se construye con el corazón en la mente. La casa, el hijo y el gayal, variante doméstica del gaur o bisonte de la India, son las tres cosas más valiosas para ellos. Por las malas infraestructuras de transporte, los materiales de construcción son mucho más caros en la región de la cordillera Arakan o montes Chin que en otros estados y regiones de Myanmar. Cada vez que van al mercado, si se pueden permitir comprar una pieza de madera, lo hacen y se la llevan. Si pueden pagar una lámina de zinc, la compran y vuelven con ella. Así, luchan durante años recopilando poco a poco materiales para construir su casa. Por eso significa tanto. La han construido con el corazón en la mente.

El viernes 29 de octubre fue un día de shock para un municipio del oeste de Myanmar. Thantlang, uno de los pueblos más bonitos del estado de Chin, había sido destruido por el fuego tras ser bombardeado por los militares. Las tropas habían disparado contra ella, causando incendios que acabaron con más de 160 de sus 2.000 casas. Ha sido un momento desgarrador. Estas casas construidas con el corazón fueron incendiadas. La iglesia sobre Roca, presbiteriana, y la iglesia baptista de Thantlang, templo de las dos comunidades más grandes del pueblo, también se quemaron.

Casi todos los 8.000 habitantes de Thantlang habían huido en septiembre. Miles se refugiaron en aldeas a lo largo de la frontera entre Myanmar y la India, mientras que otros cruzaron al estado indio de Mizoram. Un hombre que había huido a una aldea cercana contaba cómo habían visto subir el humo desde Thantlang en la noche del 29. Saber que vieron sus casas arder y se sentaron en la ceniza sin que se les hubiera permitido ni siquiera intentar apagar el fuego te rompe el corazón, incluso si no los han matado. No hay excusa para esto. Duele.

Pero los habitantes de Thantlang tienen mucha fe en el Señor, y exclaman que «no importa lo que estos terroristas hagan; al final ganaremos y de las cenizas levantaremos un nuevo Myanmar que traiga libertad democrática, paz y prosperidad, de forma que todo rastro de esta brutal dictadura queden erradicados».

Uno de ellos, cuya casa ardió, escribió en las redes sociales que «Dios me dio esta casa en 2002, Dios me la quitó en 2021. Gracias, Señor, por permitirnos poseerla 20 años». ¿Cómo de grande es su fe en el Señor?

Permaneced fuertes, todos los habitantes de Myanmar. Ganaremos.