Hay que proponer caminos que permitan a la familia alcanzar su plenitud de vida humana y cristiana. Esto conlleva alumbrar un camino que permita transformar la pasividad en protagonismo, animando a la familia a asumir su misión evangelizadora. Ello pasa por que los cónyuges, y toda la familia, asuman la responsabilidad que les viene conferida por su pertenencia a la Iglesia a través del Bautismo y concretada de una forma especial por la gracia sacramental del Matrimonio.
Hay que ayudar a la familia cristiana a redescubrirse siendo ella misma, con todo el potencial misionero que tiene. Nacida del amor, la familia recibe la misión de «custodiar, revelar y comunicar el amor». Lo propio y original de esta Iglesia doméstica, lo que la distingue de las otras manifestaciones de la Iglesia de Cristo, es su condición de comunidad de vida y amor.
El sacramento del Matrimonio da comienzo a un apostolado especial, que hace partícipe a la familia de la misma misión de Cristo. Ésta debe asociarse a la acción de la Iglesia, por ser parte de la Iglesia; debe hacerlo de una forma especial, conforme al sacramento recibido y en las circunstancias que la vida familiar le ofrece. La familia se convierte entonces en sujeto activo de evangelización, no por un encargo recibido o una delegación, sino por su propio ser. Se constituye en vida de la Iglesia misma y realiza en la Historia la misión sacerdotal, profética y real conferida por Cristo y la Iglesia.
La familia cristiana, conforme va madurando en la fe, debe ser cada vez más consciente de que es necesaria su participación en el anuncio explícito de Jesucristo, convirtiéndose en sujeto activo de la pastoral familiar. Este anuncio debe llegar a los alejados, a las familias que no creen todavía y a las familias cristianas que no viven coherentemente la fe.
La familia cristiana no debe vivir replegada egoístamente sobre sí misma, sino encarnada en la sociedad. Debe estar siempre al servicio de todos sus miembros, especialmente de los niños, los enfermos y los más ancianos. Servir al Evangelio de la familia y de la vida implica, además, el servicio a las otras familias y, sobre todo, a las necesitadas.
Comisión de Apostolado Seglar de la CEE
Del Mensaje para la Jornada de la Acción Católica y del Apostolado Seglar