Fallece la pequeña Indi Gregory
Ni la batalla legal, ni los esfuerzos desde Italia y el Vaticano han sido suficientes. Horas antes, el Papa había enviado un mensaje de cariño a la familia
Indi Gregory ha fallecido este lunes a las 01:45 h. en un centro de cuidados paliativos tras las sucesivas sentencias de los tribunales británicos que ordenaron que fuera desconectada del soporte vital y negaron a la familia la posibilidad del trasladarla a Italia. En Roma, el Hospital Pediátrico Bambino Gesù se había ofrecido a tratar a Indi, nacida con una enfermedad mitocondrial rara. La bebé vivía conectada a una máquina que hacía por ella las funciones que su corazón y pulmones no podían realizar.
Su padre, Dean Gregory, ha declarado a los medios que su madre, Claire, «la tuvo en brazos durante sus últimas respiraciones». Tras la decisión judicial del pasado viernes, Indi fue trasladada el sábado a un centro de cuidados paliativos desde el Queen’s Medical Center en Nottingham, donde permanecía desde su nacimiento y donde también fue bautizada. El traslado se produjo en una ambulancia rodeada de un dispositivo de seguridad, informó la BBC. Durante el fin de semana el abogado italiano que acompañaba el caso, Simone Pillon, relató que «tras la extubación dejó de respirar». Pero luego «se recuperó y está luchando».
A partir de ese momento, la ayudaba a respirar una mascarilla de oxígeno, un apoyo no invasivo. Pero esta medida estaba prevista solo «por un periodo fijo de tiempo», después del cual se suspendería. En la noche del sábado al domingo, dio muestras de «estrés y cansancio» por el esfuerzo de mantenerse con vida.
El sábado, el Papa Francisco había enviado un mensaje de apoyo la pequeña y sus parientes. Un comunicado de la oficina de prensa de la Santa Sede aseguraba que el Santo Padre «abraza a la familia de la pequeña Indi Gregory, a su padre y a su madre, reza por ellos y por ella».
El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia hizo pública la semana pasada una valoración del caso de Indi en la que afirma que la negativa del tribunal a atender las peticiones de los padres «no es fácilmente justificable». El texto explica que «la decisión de retirada del soporte vital puede resultar éticamente justificada» en los casos en los que «su mantenimiento puede prolongar la agonía y los sufrimientos del paciente sin expectativas de mejora o alivio de los síntomas». Mantener estas medidas en una situación así «supondría una forma de obstinación terapéutica».
Pero Julio Tudela y Ester Bosch, autores del texto, matizan que «cuando existe alguna esperanza de tratamiento, aunque sus posibilidades de éxito sean pequeñas, la decisión de retirar este soporte no parece tan justificada». Es el caso de Indi, ya que si el Hospital Bambino Gesù ha ofrecido hacerse cargo de la pequeña «es porque valora la posibilidad de mejorar su estado, aunque sea de forma transitoria, controlando sus sufrimientos y proporcionando una limitada esperanza de vida».
«Las razones aducidas en el sentido de que el paciente presentaba angustia y dolor no parecen consistentes, dado que son síntomas que podrían controlarse con cuidados paliativos adecuados». El texto pide que en casos similares se eviten posicionamientos «de corte utilitarista», como el que considera que «el paciente incurable y totalmente dependiente perdería dignidad y merecería, por tanto, menos cuidados». O también el que «estima injustificado dedicar grandes recursos a pacientes con poca esperanza de vida».
Frente a estas posturas, el Observatorio de Bioética aplaude la actitud del Bambino Gesù y del Gobierno italiano. «Parecen haber valorado mejor la vida de Indi y la voluntad de sus padres».
Negativas de los jueces
Hace unas semanas, los médicos del hospital donde se mantenía con vida a la niña decidieron su desconexión en contra de los deseos de los padres, quienes acudieron a los tribunales para impedirlo. Sin embargo, los jueces dieron la razón al hospital Queen’s Medical Center en Nottingham. De este modo, la familia volvió a los tribunales para recurrir la decisión y consiguió retrasar varias veces la desconexión programada para el lunes 6 de noviembre.
En ese impase, ese 6 de noviembre el Consejo de Ministros del Gobierno de Giorgia Meloni concedió de urgencia la nacionalidad a la niña con el fin de impulsar su traslado a Italia. La intervención del cónsul italiano en Manchester, Matteo Corradini, en calidad de juez de tutela de la pequeña, logró retrasar una vez más la desconexión. Mientras, desde Italia, la familia contaba con la ayuda del abogado Simone Pilllon y el apoyo de la propia Giorgia Meloni quien invocó el Convenio de La Haya de 1996; en concreto, lo referido a la protección del menor y su interés superior para posibilitar el traslado de la niña. Con todo, no ha habido posibilidad de hacer más.
El tribunal estimó que la intervención de Italia era «no conforme al espíritu del Convenio de La Haya», asegurando que los tribunales ingleses están en mejor posición para evaluar «el interés superior» de la pequeña. Ni siquiera los jueces británicos accedieron a la última petición de la familia: que la niña pudiera morir en casa.