Explotación de menores: no miremos para otro lado

La Policía Nacional detuvo el pasado lunes, 3 de enero, en Madrid a 37 personas que formaban un grupo criminal dedicado a la explotación sexual de menores de edad. También las utilizaban para la venta de drogas en pisos de la capital.

En espera de lo que dictamine la justicia, toca analizar qué ha fallado para que estas niñas acabaran en las garras de auténticos depredadores, al tiempo que se han de poner todos los medios para que estos casos no se repitan. No se puede mirar para otro lado, como algunos han hecho en Mallorca después de que se descubriera una red similar que prostituía a menores, la mayoría residentes en centros de acogida públicos.

En esta línea, conviene preguntarse qué está fallando en nuestra sociedad para que, una y otra vez, se produzcan violaciones de la dignidad de las personas. Herir a otra persona, herir a una mujer, es «ultrajar a Dios», «que tomó la humanidad de una mujer, no de un ángel, no directamente, sino de una mujer», como recordó el Papa el 1 de enero, en la solemnidad de Santa María Madre de Dios. ¿Acaso al apartar a Dios hemos olvidado que los demás también han sido creados a su imagen y semejanza?