Eutanasia: ignominia consumada - Alfa y Omega

El 25 de marzo, Día Internacional de la Vida, el Congreso votó la Ley de la Eutanasia. Paradojas… El texto ha sido aprobado sin pasar por el Consejo de Estado y omitiendo al Comité de Bioética, que elaboró un documento muy minucioso y profundo contra el mismo. Hay que recordar que la Asociación Médica Mundial, en su asamblea de 2019 en Tiflis (Georgia), reiteró su máximo respeto a la vida, oponiéndose firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica. Algo que está en armonía con la Organización Médica Colegial española, que, en el capítulo sexto de su código ético, dice: «El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de este». A su vez, la ley es incompatible con el artículo 15 de la Constitución y con pronunciamientos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Existiendo una alternativa ética como los cuidados paliativos, el legislador ni los muestra ni los desarrolla. Habría que implementar estudios a nivel nacional, superiores o universitarios, de cuidados paliativos. Si la comunidad sanitaria desconoce o tiene poca formación en esta materia, a los pacientes y familias se les roba la posibilidad de optar por unos cuidados ética y técnicamente correctos.

Esta ley nos afecta a todos y crea una situación de inseguridad jurídica sin precedentes: a las personas más frágiles –todos seremos frágiles tarde o temprano– nos deja sin alternativa y no aborda la grave situación de los pacientes vulnerables. Para muchos, la ley ofrece o vivir con sufrimiento o la muerte.

El texto, ya publicado en el BOE, convierte al médico en ejecutor y, si se aplica, se romperá la relación de confianza necesaria entre el médico, el enfermo y sus familiares, provocando «la mayor crisis de la medicina», en palabras del doctor Gómez Marcos, pionero de los cuidados paliativos. En este sentido, plantea dilemas de conciencia a los médicos que se oponen a la eutanasia y se debería hacer una relación de médicos eutanasiadores a los que acudir en caso de quererla.

En definitiva, la ley es una ignominia de este Gobierno, incapaz de progresar hacia una sociedad en la que todos cuenten.

*El autor del artículo es firmante de este escrito contra la Ley de la Eutanasia que quieren llevar al Tribunal Constitucional.