¿Europa es fiel a sus raíces?

No estaban, como se ve en la foto, todos los que son, aunque sí son todos los que estaban, en la entrega del Nobel de la Paz a la Unión Europea; pero, por ejemplo, faltaban Inglaterra, Suecia, Luxemburgo, Chipre, Eslovaquia, o el presidente de la República Checa, que incluso ha preguntado: «¿Este Nobel qué es, un error o una broma?». Cuando la alemana Merkel y el francés Hollande se levantaron para entrecruzar sus manos, mientras los demás aplaudían, fue inevitable recordar que no hace tanto, en menos de medio siglo, Europa protagonizó dos absurdas y sangrientas Guerras Mundiales.

Al recibir el premio del Nobel de la Paz, Joao Barroso y Herman Van Rompuy no han dejado de recordar «las cicatrices de lanzas y espadas, de cañones y fusiles, de trincheras y carros armados que Europa tiene en su piel. Afortunadamente, hoy la paz es una realidad, y la guerra es inimaginable; pero inimaginable no quiere decir imposible».

El Comité Noruego del Nobel motiva la concesión así: «La Unión Europea y sus miembros han contribuido durante más de seis décadas al progreso de la paz y la reconciliación, de la democracia y de los derechos humanos en Europa». Sólo si Europa es fiel a sus raíces podrá sobrevivir.