Estoy aquí, cuenta conmigo - Alfa y Omega

Estoy aquí, cuenta conmigo

María Martínez López
Ilustración: Asun Silva.

El día 1 de noviembre, la Iglesia celebra la fiesta de Todos los Santos; y, el día 2, conmemoramos a los Fieles Difuntos: las personas que han muerto, y por las que debemos rezar, para que estén ya con Dios. Por eso, estos días pensamos más en la muerte, sobre todo si la hemos vivido de cerca. Es lo que les pasó a Rafa (12 años) y Fernando (11), la primavera pasada, cuando murió su madre, Toñi.

José María, que ha sido tutor de los dos en el colegio Juan Pablo II, de Madrid, nos cuenta que Toñi tenía cáncer desde hace varios años. «Era una mujer extraordinaria. Siempre sonreía, y vivía la enfermedad con mucha naturalidad. Rezaban en familia para que se curara. También en clase, todos los días, rezábamos por ella. Una vez coincidió que hubo tres madres muy enfermas, y se organizó un día entero de oración por turnos ante el Santísimo. No pedíamos sólo que se curaran, sino saber aceptar la voluntad de Dios. Cuando su salud se fue deteriorando más, se lo comentó a los niños. Además, en clase fueron surgiendo algunos temas que les hicieron tomar conciencia de que nuestra vida es caduca. Creo que llegaron a pensar que era una posibilidad real que su madre se muriera. Uno de ellos se me acercaba buscando apoyo. Lo único que podíamos hacer era acompañarles espiritualmente».

Al final, Toñi murió un sábado, muy preparada para irse con Jesús. José María acompañó a Patricia, la hermana mayor de los niños, mientras les explicaba que su madre «ya se había ido con la Virgen y con Dios». Al día siguiente, los dos fueron al tanatorio. Hay gente que piensa que los niños no deben estar en estos sitios, pero, al preguntarles, «uno sí quiso ver a su madre. También fueron al entierro. Estas cosas son necesarias espiritualmente», y también para irse acostumbrando a esta realidad.

La muerte y los difuntos

¿Conoces a alguna persona de más de 150 años? Es normal que no. Dios nos ha creado para que pasemos una temporada en la tierra y después seamos para siempre felices con Él en el cielo. Por eso es lógico que no hayas conocido a los abuelos de tus abuelos. Cuando una persona muere, si ha querido cumplir la voluntad de Dios, se va al cielo para siempre. Por eso es normal que nos dé mucha pena cuando alguien de la familia o un amigo muere, pero a la vez sabemos que van a estar para siempre con Dios. Lo más parecido al cielo es cuando comulgamos y recibimos a Jesús.

Una niña de siete años me contó el otro día que su abuela murió hace seis meses, y su hermano mayor le explicó que, aunque no la verían más cuando fuesen a su casa, podría contarle y pedirle cosas en la Misa del domingo. Y ella estaba muy contenta. En la Misa nos acordamos de los que «duermen el sueño de la paz». Jesús también quiso morir por nosotros en una cruz, pero después resucitó y se fue a abrir las puertas del cielo. Tenemos que dar muchas gracias a Dios porque nos ha dado una vida para que vivamos muy cerca de Él en la tierra y junto a Él, para siempre, en el cielo.

Borja Dantart

Los siguientes meses fueron duros. Cuando se vive una experiencia tan difícil, es normal que haya algunos cambios de comportamiento, o que las notas bajen. Pero siempre tuvieron al lado a su familia y sus profesores. José María cree que, aunque «nuestra esperanza es la eternidad y saber que Dios nos espera», no se les puede decir sólo: «No te preocupes, porque ya está en el cielo. El mismo Jesús lloró al morir su amigo Lázaro. Lo importante, más que hablar, es hacer: dar caricias, abrazar, dejar que la gente llore y te cuente cosas. A veces, en un caso así, la gente puede enfadarse con Dios, pero hay que explicarles que Él es el mejor asidero que tienen en un momento así». También les ha llamado alguna vez a casa, les ha dicho muchas veces que podían hablar con él cuando quisieran, y ha charlado mucho con Patricia sobre los problemas de los chicos.

También «sus compañeros de clase se han portado fenomenal con los chicos. A ellos también les ha afectado, porque ven que eso le puede pasar a la madre de uno de ellos, y que la muerte es un camino» por el que pasaremos todos. «Les ha servido para reflexionar sobre la muerte y sobre la suerte que tenemos porque Dios nos quiere y quiere salvarnos».

«La santidad vence»

Estos días, muchos lugares se llenan de calabazas, vampiros, brujas… Halloween ha hecho que mucha gente se olvide de la fiesta de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, cuyo mensaje es mucho más bonito y esperanzador para todos. Pero no todo el mundo lo ha olvidado, y en algunos lugares están empezando a surgir fiestas con este motivo, donde niños y mayores se disfrazan de ángeles y santos para subrayar que lo importante de la muerte es que es el paso necesario para llegar al cielo.

Es el caso de la diócesis de Alcalá de Henares, donde, desde hace ya cuatro años, se celebra Holywins. Este nombre tan bonito significa que la santidad vence. La celebración empezará a partir de las 17 horas, con una gran fiesta para niños en la plaza de los Santos Niños. Estará animada por el Ministerio Nacional de Niños, de la Renovación Carismática, y habrá bailes, mimos y también evangelización. Después, el obispo de Alcalá celebrará la Eucaristía, y continuará la adoración al Santísimo y la evangelización.