Esperanza - Alfa y Omega

Silos. Marzo de 2020. Dicen que ya ha llegado la primavera. Pero todo empezó a florecer hace más de dos semanas. Varios días de aislamiento que han hecho que brote lo mejor que llevamos dentro. Me emociono profundamente porque, cuando parece que todo va mal, somos capaces de romper la cuarentena de nuestro corazón y mirar a quien tenemos al lado.

Estoy en casa, echo de menos a mi familia, a mis amigos, quizá mi horizonte se reduce a 70 metros cuadrados. Y hay millones como yo. Seguro que muchos habréis descubierto que el vecino de arriba, con quien ayer jugabais al bingo desde la ventana, se llama Pepe. O que la hija de la vecina de al lado se llama Clara y que le apasiona cantar. Pero ahora no te molesta la música de fondo. Ya no te enfadas. Ahora cantas con ella. Y lloras.

Sin darnos cuenta, estamos haciendo un poco más llevadero este aislamiento. Parece que estamos encerrados, pero hemos roto las murallas que nos separaban. Hemos comenzado a vivir de verdad. Y hemos devuelto la vida a muchos. Con una sonrisa. Con una mirada. Con una palabra. Aunque sea a metros de distancia.

Hemos aprendido a valorar lo que ni siquiera antes habíamos percibido: el aroma de una flor, el tacto del césped… Cosas pequeñas que ahora nos parecen tan grandes. Y tan lejanas. Tantas cosas echamos de menos. Y, sobre todo, a tantas personas. A veces me faltan abrazos y me sobran lágrimas.

Pero no desespero. Confío. Miro al buen Dios y le pido seguir bombeando esperanza. Le grito porque hay muchos que ya no tienen voz. Le pido fuerza para poder levantarme con una gran sonrisa para regalar. Quiero dejar de quejarme para no cargar con mi cruz a los que me rodean. Y rezo por ellos. Rezo por todos. Por los que se desviven por los demás y trabajan sin horarios. Por los que quitan el virus pero contagian la vida.

Y sé que, cuando todo esto pase, no seremos extraños: seremos familia. Porque habremos reído, sufrido y llorado juntos, aunque vivamos en lugares distintos. Nos habremos mirado a los ojos. Nos habremos recibido en el corazón.