Espejos deformados - Alfa y Omega

Espejos deformados

José Francisco Serrano Oceja

Confíteor. Escribir es dialogar. Soy entusiasta lector dominical del diario La Vanguardia por varias razones. Una de ellas, por no perder, ni perderme en, los coloquios que, en la Cueva de Zaratustra, mantiene Enric Juliana con el toro Segador, oráculo de la España que vive y malvive. Confieso que, cuando leí el libro que nos ocupa, los diagnósticos y los pronósticos, la música me sonaba. Además, ¡cómo iba a dejar pasar un libro en el que se agradecía, a «José María Lasalle y Carlos Aragonés, las conversaciones y la castellana dialéctica»! En Cataluña, se hace muy buen ensayo y muy buen periodismo.

La Modesta España no olvida la Iglesia. Y por este motivo esta reseña no será de un libro, sino de un capítulo, en coordenadas convexas, titulado El hombro del cardenal. El cardenal no es monseñor Sistach, ni monseñor Cañizares, ni monseñor Amigo, es el cardenal Rouco. Semántica aparte, me quedo con el María Moliner. Al final, uno no se aclara si la modestia lo es porque no puede ser de otra forma, o porque hay quien está empeñado en eso. Dejemos de conjugar la modestia, ¿Iglesia modesta, o una Iglesia santa? ¿Un Papa modesto, o un Papa extraordinario, como los de este siglo? ¿Qué esconde la modestia y qué esconde este capítulo once?

Enric Juliana, en cuanto tiene oportunidad —el pasado domingo 6 de mayo, por ejemplo—, mete al cardenal Rouco en un saco que no es el suyo. Si un periodista son sus fuentes, las fuentes, a veces, son espejos que agrandan la distancia con la realidad, con las personas de las que escribimos y hablamos. Entonces, el periodismo se convierte en un callejón sin salida, un callejón de negros agujeros de intereses. Porque nuestro autor, que sabe de información del Vaticano, que sabe de la Iglesia, que le sigue el pulso y que le toma la temperatura con frecuencia, hace afirmaciones sorprendentes. Dejo de lado la que se refiere a que el cardenal Rouco había compartido estudios en Munich con el Papa, y pongo sobre la mesa, en esa historia reciente que diseña, algunas curiosidades: afirmar categóricamente que la CEE es una de las pocas Conferencias de obispos que no han hecho documento alguno sobre las crisis económicas —¿qué tal la Declaración ante la crisis moral y económica, de noviembre de 2009?—; insistir en la tesis de que la JMJ es una réplica del Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes de 1947 en el bloque soviético —cuando Juan Pablo II varias veces señaló cuáles son los orígenes de la JMJ—; el empeño en repetir que, en 2008, la Iglesia se enfangó en desbancar a Rajoy —ni que fuera portavoz de las gargantas profundas del PP—; o entrar a calificar permanentemente las relaciones entre las personalidades que protagonizan el presente de nuestra historia. El hecho de que nuestro autor quiera persuadir al PP de que su misión es la economía y no la ética, insistiendo en que olvide las políticas de las costumbres en su agenda, no implica que haya que mantener al pensamiento cristiano, a la Iglesia, o a sus obispos, en barbecho. No se trata de concesiones a tal o a cual persona, sino de sentido de Estado, de gobierno, y de servicio a una España que en la Historia ha sido más que modesta.

Modesta España. Paisaje después de la austeridad
Autor:

Enric Juliana

Editorial:

RBA

Año de publicación:

2012

Páginas:

288

Precio:

19 €