Entidades cristianas agradecen y piden ampliar la protección temporal a los ucranianos
La Directiva de Protección Temporal debe aplicarse sin discriminación a todas las personas que huyen del país, piden COMECE, Cáritas y el JRS entre otros
La guerra en Ucrania ha demostrado que «Europa puede ser una campeona de la protección a los refugiados si quiere». Con estas palabras, nueve entidades cristianas europeas han aplaudido este miércoles «el amplio apoyo que la Unión Europea, sus Estados miembro y los ciudadanos europeos» están prestando a los refugiados de Ucrania. «Nos conmueve», subrayan, la generosidad con los 3,9 millones de personas que ya se han visto obligadas a huir de Ucrania a otros países.
Sin embargo, al mismo tiempo «nos preocupa que la actividad de los voluntarios y las organizaciones de la sociedad civil puedan considerarse como un reemplazo» de la labor de apoyo y coordinación. Esta «es y debe seguir siendo una responsabilidad de los estados», recuerdan desde organizaciones como Cáritas Europa, la Comisión de Conferencias Episcopales de la UE (COMECE) o el Servicio Jesuita al Refugiado.
En este sentido, reconocen, desde las instituciones públicas se han dado importantes avances. Uno de ellos es «la decisión de activar la Directiva de Protección Temporal» y la elaboración de orientaciones para hacer más fácil cruzar la frontera externa de la Unión. Otro avance interesante es la «movilización y flexibilidad de financiación de la UE» para atender las necesidades de los refugiados.
Por último, las entidades, entre las que también se encuentran la Comunidad de Sant’Egidio, Don Bosco Internacional, la Comisión Católica Internacional para la Migración y entidades evangélicas y ecuménicas, aplauden que se «permita a la gente elegir a qué Estado miembro quiere ir». Esta medida, por ejemplo, no se aplica a los solicitantes de asilo, que según el Convenio de Dublín deben permanecer en el primer país de la UE al que han llegado.
Aplicación generosa
Con todo, para seguir avanzando en la «rápida aplicación» de la directiva y facilitar que los refugiados puedan disfrutar de sus derechos, las entidades proponen una serie de recomendaciones. Entre ellas, piden que todas las personas que salgan de Ucrania y necesiten protección puedan acceder a ella «independientemente de su origen, color de piel, género, orientación, capacidad o estatus de residencia». En este sentido, se pide que «se investiguen y aborden» las acusaciones de discriminación contra personas de color o minorías como los gitanos.
También se pide que los distintos países apliquen la protección temporal «de forma amplia, generosa y armonizada», sin diferencias entre Estados. Esto incluye que se considere como personas protegidas también a «todos los ucranianos que estaban en territorio de la UE antes del 24 de febrero» y que se detengan las deportaciones de los que están en situación irregular. Además, la Unión debe ofrecer apoyo económico y coordinación para que los refugiados puedan disfrutar de forma plena de todos los derechos incluidos en la directiva.
Si los países fronterizos con Ucrania se ven desbordados, las entidades cristianas proponen que «se facilite y haga posible su movimiento» espontáneo dentro de la UE, y se ofrezca protección adicional a los grupos que no pueden hacerlo, como las personas con discapacidad. Pero también que «se organice la reubicación» a otros países «cuando sea necesario». Este proceso deberá ser coordinado por la Comisión Europea, apoyarse en la Plataforma de Solidaridad y tener en consideración «las preferencias individuales» de los refugiados y su consentimiento.
Protección a menores y mujeres
Cáritas, los jesuitas, salesianos y el resto de organizaciones piden asimismo que se «activen y fortalezcan los sistemas de apoyo» a los grupos más vulnerables, como los menores, especialmente no acompañados, las víctimas de traumas y de trata. Para ello, recomiendan que se elaboren y difundan medidas y mecanismos de protección. Estas deben incluir también «una atención especial» a las mujeres «para asegurar que están protegidas frente a los traficantes de personas y la violencia basada en el género».
Por otro lado, en el caso de los menores no acompañados se debe evitar la institucionalización en centros, favoreciendo que se puedan hacer cargo de ellos tutores o «personal especializado en la atención a niños». Además, habrá que asegurar que se toman todas las medidas necesarias para su salvaguarda, también cuando su acogida se haga por parte de particulares.
Por último, las entidades cristianas piden que se mantenga el compromiso de protección a «otros grupos de refugiados y solicitantes de asilo». Esto implica impedir que sean discriminados o que se les retiren recursos para destinarlos a los procedentes de Ucrania.