Los obispos europeos piden a las instituciones que apoyen a quienes atienden a los ucranianos - Alfa y Omega

Los obispos europeos piden a las instituciones que apoyen a quienes atienden a los ucranianos

En un comunicado conjunto, los responsables de COMECE y la CCEE aceptan la invitación del Papa de encomendar Ucrania y Rusia a la Virgen

Cristina Sánchez Aguilar
Grusas y Hollerich, en el centro y la izquierda. Foto: CCEE.

Desde Bratislava, donde se lleva a cabo desde el 17 al 20 de marzo la tercera edición de los European Catholic Social Days, los obispos responsables de las instituciones que reúnen a los representantes de la Iglesia en Europa han aceptado la invitación del Papa Francisco para unirse a él en la oración por la paz y consagrar y encomendar al Corazón Inmaculado de María a Rusia y Ucrania.

En un comunicado conjunto, firmado por Jean-Claude Hollerich, presidente de COMECE; Gintaras Grušas, presidente de la CCEE, y Stanislav Zvolensky, presidente de la Conferencia Episcopal Eslovaca —país acogedor de las jornadas—, los prelados han pedido al Señor «que conceda el descanso eterno a todos los que perdieron la vida en la guerra. Que Él consuele a sus familias, proteja a quienes corren peligro y a quienes huyen de la violencia». Y que colme «de abundantes bendiciones a todos los que se han solidarizado con los afectados y los vulnerables».

En el texto, redactado durante la jornada dedicada a la labor social de la Iglesia en Europa, recalcan que «escuchamos las voces de quienes sufren la locura de la guerra, cuyas trágicas consecuencias están ante nuestros ojos». Al mismo tiempo, «nos conmueve la solidaridad de un gran número de familias y personas que ofrecen cobijo y asistencia a quienes necesitan protección». Por eso, hacen «un llamamiento a las instituciones nacionales y europeas para que apoyen adecuadamente estos esfuerzos».

Los obispos europeos se han unido al Papa Francisco en su llamamiento a silenciar las armas y se hacen eco de los llamamientos constantes de la Santa Sede: «Nunca es demasiado tarde para negociar», «rezamos e instamos a que se retomen las negociaciones para una solución pacífica». La Cuaresma para los cristianos es un tiempo de arrepentimiento y conversión. «Este es un momento para cambiar de rumbo, para sanar el mundo. Es hora de abandonar definitivamente la lógica del enemigo que busca el enfrentamiento, y emprender en cambio un camino hacia la fraternidad humana», concluyen.