En su oración por migrantes y refugiados, Francisco pide «ampliar los canales regulares»
El Papa rezó junto a los miembros del Sínodo en la plaza de San Pedro con Angels unawares a su espalda, una emblemática estatua con migrantes de todas las épocas
«Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos a san Lucas por habernos transmitido esta parábola del Señor», dijo el Papa en la plaza de San Pedro el 19 de octubre mientras presidía un momento de oración por migrantes y refugiados con los participantes en el Sínodo. El relato al que se refería era el del buen samaritano. «Está en el centro de la encíclica Fratelli tutti porque es una llave, la llave para pasar de un mundo cerrado a un mundo abierto, de un mundo en guerra a un mundo en paz», explicó.
Con Angels unawares a su espalda, la emblemática escultura de bronce con migrantes de todas las épocas que decora uno de los laterales de la plaza desde 2019, Francisco explicó que esta parábola se puede «escuchar pensando en los migrantes». «El camino que llevaba de Jerusalén a Jericó no era un camino seguro, como no lo son hoy las numerosas rutas migratorias que atraviesan el desierto, los bosques, ríos y mares», comparó el Papa.
«¿Cuántos hermanos y hermanas se encuentran en las mismas condiciones que el caminante de la parábola? ¿Cuántos son robados, asaltados y golpeados durante su camino?», preguntó Francisco. «Parten engañados por traficantes sin escrúpulos, luego son vendidos como mercancía, secuestrados, encarcelados, explotados y convertidos en esclavos», condenó. Sus palabras se alinearon con las otras muchas veces que criticó a las mafias que se dedican al tráfico de personas y los centros de detención que vulneran sus derechos en países como Libia.
«La compasión es la impronta de Dios en nuestro corazón»
El Papa denunció que, en su periplo a Europa, muchos migrantes «sean humillados, torturados y violentados». «Muchos mueren sin llegar a la meta, las rutas migrantes de nuestro tiempo están llenas de hombres y mujeres heridos y abandonados medio muertos», señaló. «Son hermanos y hermanas cuyo dolor clama ante la presencia de Dios», sentenció Francisco.
Y denunció la actitud de quienes «también hoy, como entonces, miran y pasan de largo, seguramente buscándose una buena excusa» para no hacer nada, aunque en realidad les motive «el egoísmo, la indiferencia o el miedo». En contraposición, Francisco propuso como modelo al samaritano que vio al caminante herido «y sintió compasión». «La compasión es la impronta de Dios en nuestro corazón», dijo Francisco, quien recalcó que el pasaje subraya cómo el hombre herido comienza a recuperarse «gracias a aquel extraño que lo trató como un hermano».
«Acercarnos a los caminantes de hoy»
«Como el buen samaritano, estamos llamados a acercarnos a todos los caminantes de hoy para salvar sus vidas, curar sus heridas y aliviar su dolor», invitó Francisco. «Para muchos, desgraciadamente, es demasiado tarde y solo nos queda llorar sobre su tumba, si es que tienen alguna», lamentó con amargura. «Pero el Señor conoce el rostro de cada uno y no lo olvida», recordó.
Francisco recordó los cuatro verbos de su propuesta migratoria: «acoger, proteger, promover e integrar». «Se trata de una responsabilidad a largo plazo, de hecho el buen samaritano se implica tanto en su ida como en su vuelta», apuntó el Papa, quien consideró el gesto de este personaje como una señal de que «es importante prepararnos adecuadamente a los desafíos de las migraciones de hoy, comprender su gravedad, pero también la oportunidad que ofrecen para hacer crecer una sociedad más inclusiva, más bonita y más pacífica».
Hacer más seguros los caminos
El Papa recalcó la urgencia de resolver un problema «que no contempla la parábola». «Debemos todos implicarnos para hacer más seguros los caminos para que los caminantes de hoy no caigan víctimas de los bandidos». Reconoció además uno de los compromisos a los que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llegaron el 17 de septiembre en Lampedusa: «Es necesario multiplicar los esfuerzos para combatir a las redes criminales que especulan con los sueños de los migrantes», sostuvo el Papa. «Pero mientras tanto es necesario crear caminos más seguros y para esto es necesario ampliar los canales migratorios regulares», matizó.
Finalmente, Francisco subrayó la necesidad de «poner en diálogo las políticas demográficas y económicas con las migratorias en beneficio de las personas implicadas y sin olvidarse jamás de poner en el centro a los más vulnerables». Y advirtió a los gobiernos de que «los flujos migratorios parecen destinados a aumentar aún más en los próximos años».