¿Cómo era tu vida cuando estabas en la tripa de tu madre? A esta pregunta han respondido los niños que os presentamos en esta página, y otros muchos chicos, todos de Sevilla. Son los ganadores de un concurso similar al que se organizó, hace un par de meses, en Madrid con el título El embrión, el más pequeño de los hermanos, en el que se pidió a los alumnos de ESO y Bachillerato que elaboraran un vídeo sobre los niños no nacidos. En esta ocasión, el concurso estaba dirigido a chicos de Primaria, y se podían presentar dibujos, redacciones y poesías, todo con el título Cuando yo estaba en la barriga…
Don Carlos Seco, que es Presidente de la Federación, nos explica que, con este concurso, han querido que los niños reflexionaran «sobre cómo eran ellos y cómo era su vida en el vientre de su madre, para que tomen conciencia, según sus edades, de la importancia de defender la vida». Estos dos concursos forman parte de una serie de iniciativas que están surgiendo últimamente dentro de la Iglesia, para recordar a todos los católicos que debemos comprometernos en la lucha para defender a estos bebés aún no nacidos.
Estos niños ocupan un lugar importante entre los más débiles e indefensos, a los que los cristianos tenemos que proteger siempre. Son tan pequeños, que a veces ni siquiera se los ve ni se sabe que están ahí. A medida que van creciendo, se nota la tripa de las madres; pero ellos están ahí desde mucho antes. Precisamente porque no se los ve y porque necesitan que su madre los alimente y proteja, algunas personas piensan que se puede hacer con ellos lo que se quiera: matarlos antes de nacer, o fabricar personitas en un laboratorio, como si fueran cosas.
La Iglesia siempre los ha defendido, y los últimos Papas, especialmente, se han preocupado mucho por esta cuestión. Ahora también los niños, además de rezar por estos bebés, han podido, «con su inocencia infantil, describir en sus trabajos sus sentimientos respecto a la vida, a la familia, y a sus padres». Y lo han hecho tan bien, que don Carlos desea que, «cuando los adultos contemplemos la vida y la familia, lo hagamos con los ojos de los niños, y con los sentimientos que experimentábamos entonces». Aquí tenéis a los ganadores de cada categoría:
En la barriga de mi madre no creo que me sintiera cómodo con mi hermana. Por el cordón umbilical me alimentaba, creo que muy bien, porque mi madre me alimenta muy bien. Como yo creo, pegaría muchas patadas, porque ahora soy un poco bruto. El simple y tierno sonido del corazón de mi madre me sentaría muy bien. Mi abuela me ponía música tranquilizante, y lentamente en la barriga de mi madre me despertaba. Un 11 de noviembre sentí que me corría demasiado y, justo el 12 de noviembre, muy temprano, vi una gran luz que entraba por una puerta, y unos hombres me cogían. De repente, vi personas que hoy en día quiero mucho, ¡mi familia! Y ahí estaba yo. El 12 de noviembre de 2003 nacieron dos personas más, yo y mi hermana.
… tres semanas después de empezar a existir, el niño –al que se llama embrión– ya tiene un corazón que late, aunque es más sencillo que el que tenemos luego?
… al final de su primer mes de vida, le empiezan a crecer los brazos y las piernas, aunque sólo mide unos milímetros?
… en el segundo mes, se le empiezan a formar los ojos, las orejas y el resto de la cara, aunque haría falta una lupa para verlos. También se van formando todos los demás órganos. Al final de esta etapa, ya tiene forma de niño, aunque sea en miniatura?
… en el tercer mes, ya puede tragar y moverse, a veces tiene hipo, y también le empiezan a salir uñas?
… en el cuarto mes, empieza a percibir la luz y el sonido? A partir de ahora, sólo necesita tiempo para crecer y que sus órganos se preparen para funcionar.