Emilio Díaz: «La prohibición de las pantallas invade gravemente la autonomía de los centros»
El secretario general de Escuelas Católicas de Madrid lamenta la falta de diálogo ante la prohibición de las pantallas por parte del Gobierno regional
¿Ha habido algún tipo de acercamiento con la Comunidad de Madrid desde el cruce de comunicados?
Tras el anuncio, hablamos con miembros de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades para manifestar nuestro malestar por esta medida tan tajante que erradica un material auxiliar educativo como son las pantallas. Y el lunes 31 de marzo tuvimos una reunión para abordar el asunto. El texto del decreto que filtró el propio Gobierno es muy desabrido, muy directo, un poco primitivo. Yo creo que admite retoques sustanciales. Pero me preocupa más la nota de prensa, que es tajante y a diferencia del decreto —que es solo un borrador— ya no admite modificaciones.
Ustedes han tachado la medida de radical. ¿Por qué?
Sí. Por varios motivos. Prohíbe o proscribe los dispositivos en Infantil y Primaria sin ninguna justificación argumental. En segundo lugar, hay que señalar que esta medida no ha venido precedida de ningún diálogo o intercambio de pareceres con la comunidad educativa. Por último, hay que decir que invade gravemente el ámbito de autonomía organizativa y pedagógica de los centros. Esto quizá sea lo más peliagudo de todo.
¿Han pensado en acudir a los tribunales?
Mantenemos una postura contraria a este texto porque invade, como digo, nuestra autonomía pedagógica y porque se nos pretende imponer sin ningún diálogo. Si ese texto finalmente se publica, que para eso tendrá que pasar antes por el Consejo Escolar —es decir, hay otros filtros para conseguir su paralización—, habrá que decidir en ese momento las actuaciones a tomar. Cabe recordar que la decisión contraría una legislación que es obligatoria y aplicable. ¿A qué nos atenemos? Hay una contradicción. Los decretos de la Comunidad de Madrid de Infantil y de Primaria realmente estaban imponiendo proyectos de digitalización, para los que se impartían formaciones tremendamente exhaustivas y costosas en todos los ámbitos. Que ahora todo eso quede en agua de borrajas genera una gran frustración.
¿Y cuál es su postura acerca de las pantallas? ¿O solo rechazan la medida por falta de diálogo?
Nosotros somos partidarios de que los centros y sus profesionales puedan desarrollar sus proyectos educativos con autonomía, sin interferencias, porque además me consta que son muy equilibrados. En absoluto son excesivos, como se ha hecho creer desde la Administración. Eso es lo que nosotros defendemos. Los titulares de los centros tienen capacidad establecida por ley para elaborar sus proyectos educativos.
En su comunicado, hablan de la misión alfabetizadora de la escuela en este ámbito.
Sí, la escuela tiene una clarísima misión alfabetizadora atendiendo a la sociedad digital en la que vivimos actualmente. Hay que enseñar a los niños a utilizar bien los dispositivos y la escuela es un lugar propicio para ello porque es un entorno seguro. Lo que no tiene sentido es que nosotros paguemos el uso indebido de los dispositivos que se hacen en otros ámbitos. Por otro lado, dese cuenta de que hoy, por ejemplo, es casi imposible relacionarse con la Administración sin utilizar el ordenador o alguna otra plataforma digital. El papel en las relaciones con la Administración o con terceros es prácticamente marginal. En este contexto, educar exclusivamente en el papel y prescindir de lo digital creo que empobrecería la escuela y la privaría de ese rol formador que tiene que tener. Por eso, considero que lo digital debe estar presente en todo el proceso educativo. Por supuesto, con medida. Pero no conozco ni un solo proyecto digital en vigor en los centros que omita el bolígrafo, el papel, el lápiz, el dictado o el libro.