Eligen, día a día, ser católicos - Alfa y Omega

Eligen, día a día, ser católicos

Al convocar el Año de la fe, Benedicto XVI subrayó que ya no se puede dar por supuesta la fe. En muchas partes del mundo, tampoco se puede dar por supuesto que vivirla sea una opción libre de sufrimientos. En este contexto, «el Año de la fe ha ayudado a nuestros fieles a hacer frente mejor a los desafíos de su vida». Así se ha vivido esta gran cita en algunos lugares de Oriente Medio y en otros países de mayoría musulmana:

María Martínez López
Monseñor Paul Hinder, al salir de una celebración en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos ), el año pasado.
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La paz está con Cristo

Padre Saad Sirop Hann, parroquia de San José, Bagdad (Irak)

«Los cristianos en Irak han celebrado el Año de la fe con gran entusiasmo y esperanza. Ha sido una oportunidad para celebrar la fe con las Iglesias de distintas confesiones y ritos. Hemos tenido diferentes actividades: misas, conferencias, ratos de oración, conciertos, festivales… Nuestros jóvenes participaron en la JMJ de Río. Ha habido momentos de debate sobre los principios y valores del cristianismo en países de mayoría musulmana: qué significa ser cristiano, qué desafíos tenemos y cómo podemos ser testigos de Cristo.

Ha sido una oportunidad para que la Iglesia en Irak y Oriente Medio vuelva a pensar sobre su destino en esta región. Nuestra presencia debería ser una ayuda para que los demás descubran una nueva forma de vivir y de pensar. Nuestra fe debería centrarse en la persona de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador; debería ser una fe abierta. No hay una buena fe sin dificultades. La paz y la prosperidad no pueden ser un camino que nos lleve a evitar la misión de evangelizar nuestro mundo. La paz debería ser estar con Cristo, a pesar de las dificultades que podamos tener aquí en la tierra. La fe no puede ser un asunto privado. Debería llevarnos a asumir nuestro papel para lograr una sociedad más pacífica donde uno pueda vivir y sentirse seguro más allá de a qué religión o etnia pertenezca . Esperamos especialmente que este año dé esperanza a nuestras familias y fieles para quedarse en Oriente Medio».

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La Iglesia, hogar en el exilio

Monseñor Paul Hinder, OFM. Cap. Vicario Apostólico del Sur de Arabia

«El Año de la fe ha ayudado a nuestros fieles a hacer frente mejor a los desafíos de su vida. En los países del Golfo no tenemos cristianos locales de larga tradición, todos son inmigrantes. No sufren persecución, aunque la libertad de culto es limitada.

El Año de la fe ha significado, sobre todo, una profundización de la relación con Dios y del sentimiento de pertenencia a la Iglesia como hogar, mientras vivimos en un país extranjero. Mirando a la Iglesia que peregrina en Arabia, donde casi nadie es ciudadano del país donde vive, experimentamos a nuestra manera el éxodo del pueblo de Dios y su exilio, con los mismos desafíos y tentaciones que encontramos ya en la Biblia.

Durante el año, en todas las parroquias ha habido actividades especiales de formación. Estos días, hemos celebrado un retiro con 800 adolescentes. Pronto publicaremos una colección de testimonios de fe de gente que vive en el Golfo. En la última de las tres Cartas pastorales que he escrito con motivo de este año, hago hincapié en que la fe no es cuestión de un año especial, sino un viaje de toda la vida. Espero que este año haya contribuido a que nuestros fieles no se avergüencen de ser cristianos, sino que estén orgullosos, aunque no disfruten de los mismos privilegios que los ciudadanos de sus países. Espero también que esta experiencia contribuya a la revitalización y renovación de la Iglesia».

Monseñor Camillo Ballin.
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Un mensaje para Europa

Monseñor Camillo Ballin, MMCJ. Vicario Apostólico del Norte de Arabia

«El Año de la fe ha sido muy importante, y estoy seguro de que ha fortalecido la fe de nuestros fieles. De hecho, sin ninguna invitación por mi parte, cada parroquia ha celebrado una convención de la fe, y la participación ha superado todas las expectativas. Ahora, cada reunión incluye al menos 20 minutos de formación.

En esta región, donde la fe de nuestra gente a menudo se ve desafiada por otras religiones, el Año de la fe ha sido una gran iniciativa. Nuestros fieles son casi todos católicos asiáticos, pero suelen estar tentados de unirse a otros grupos que les prometen un mejor salario o posición social. Tienen que profundizar en su fe, y elegir con frecuencia seguir siendo católicos. Experimentan que, sin la oración, no pueden perseverar. Por eso tenemos un porcentaje relativamente alto (35 %) que vienen a la iglesia y participan en las actividades, mientras en algunas ciudades de Europa está en torno al 2 %. Nuestros fieles tienen un mensaje importante para Europa: Sin la oración, perderéis la fe y vuestra identidad; Europa la Historia, y dejará de ser Europa.

Sin embargo, no deberíamos estar tranquilos porque nuestras pocas iglesias estén abarrotadas. Tenemos que pensar en el 65 % que vienen poco o nada. Es verdad que, en nuestros países, los horarios de trabajo no respetan los derechos humanos y mucha gente no puede ir a la iglesia, independientemente de su voluntad. Pero debemos seguir buscando a los que no están».